Buscar este blog

jueves, 17 de octubre de 2013

La luz fantástica, de Terry Pratchett


Tengo que tragarme mis palabras. Hace como año y medio me leí “El color de la magia” y aseguré que no volvería a leerme otro libro de Terry Pratchett, pues no acabó de engancharme, no empezó a gustarme hasta casi el final. Poco después me compré este libro, porque seguía la historia del primero, y aunque no me gustara quería saber al menos cómo acababan las cosas para Rincewind y Dosflores.
También tenía en mi poder la miniserie de “El color de la magia” que adapta los dos libros y antes de verla quería leerme el presente libro, para saber de antemano lo que me iba a encontrar, así que decidí que ya había pasado tiempo más que suficiente desde que leyera el primero, y me puse con él.

A'Tuin, la inmensa tortuga que soporta sobre su caparazón el Mundodisco, se dirige hacia una estrella roja, la cual los habitantes de Mundodisco jamás habían visto hasta ahora, y cunde el pánico. Los magos de la Universidad de Ankh-Morpork creen que pueden salir de la catástrofe leyendo los ocho grandes hechizos que están escritos en el Octavo, el libro de magia más importante de Mundodisco. Solo hay un problema: el octavo hechizo está dentro de la mente de Rincewind, y la última vez que se le vio estaba cayendo por el borde del Mundodisco.
No se sabe muy bien cómo, Rincewind y Dosflores acaban de vuelta en el Mundodisco, en medio de un bosque (al parecer el octavo hechizo no quiere que Rincewind muera, pues necesita que lo pronuncie llegado el momento). Los magos van tras él para llevarlo a rastras a Ankh-Morpork, y él y Dosflores consiguen darles esquinazo, y conocen a un viejo héroe desdentado, y salvan a una virgen de ser sacrificada por unos druidas y se topan con enorme troll de piedra y se meten en unos cuantos líos, como es habitual en Rincewind.

En esta ocasión me ha pasado todo lo contrario que con el primer libro. Me ha gustado desde el principio, me ha parecido muy divertido y en el tramo final estaba atacadísimo, era incapaz de soltarlo. Así que sí, me trago mis palabras y aquí te digo que seguro me leeré más libros suyos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario