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viernes, 28 de marzo de 2014

El amigo americano (El juego de Ripley), de Patricia Highsmith


La Mafia está metiendo las narices en los negocios de Reeves Minot, el socio de Tom Ripley (negocios ilegales), así que este le pide a Tom que le recomiende a alguien que pueda ocuparse de los dos matones sicilianos que lo están rondando, ya que Tom se ha negado a hacerlo, pero con el que no puedan relacionarlo directamente, y Tom le da el nombre de Jonathan Trevanny, un americano que se gana la vida como enmarcador de cuadros que tiene leucemia y al que le quedan tan solo unos pocos años de vida. Pero el verdadero motivo para darle su nombre es vengarse de Trevanny, pues cuando se lo presentaron en una fiesta éste hizo un comentario despectivo hacia su persona (“Sí, se quién es usted”, en alusión a los rumores que siempre han rodeado a Tom, por la muerte de Dickie Greenleaf y el asunto Derwatt). Trevanny es un tipo normal que jamás en su vida ha cogido un arma, así que para convencerlo Reeves elabora un informe médico falso para hacerle creer que está peor de lo que cree. Reeves lo tiene todo planeado; ambos matones pertenecen a familias diferentes y lo que trevanny hará será dispararle al primero por la espalda y luego, al segundo, matarlo con un “garrotte”, un arma habitual de la Mafia con la que suelen estrangular a sus víctimas, para que parezca que ha sido cosa de otra familia y así Reeves podrá librarse de ambas familias y seguir con sus asuntos.


Con el primero todo va a las mil maravillas, pero con el segundo la cosa se complica porque va acompañado de dos guardaespaldas. Trevanny cree que no saldrá vivo de esta y si consigue matarlo piensa suicidarse, pero en el momento de llevarlo a cabo Tom Ripley aparece de improviso y se ofrece a hacerlo en su lugar, aunque de todas formas necesitará de su ayuda para deshacerse del o de los cadáveres. Pero las cosas no salen como estaban planeadas y la Mafia empieza a seguirles la pista...


Este tercer libro de la serie de Tom Ripley es tan bueno como los dos anteriores y también es de los más conocidos, porque como el primero han hecho dos películas, una del 91 con Dennis Hopper y otra en el 2002 con John Malcovich. También es el más corto de los cinco, 250 páginas, y aunque al principio es un poco lento (nos describe el día a día de Trevanny y no ocurre gran cosa) a partir de la planificación de los asesinatos y de la entrada en escena de la Mafia mejora notablemente. Pero lo más ineresante es ver el contraste entre Tom y Jonathan a la hora de asumir los asesinatos. A Tom apenas le afecta y poco después ya está pensando en las flores de su jardín, ya que no es su primer crimen, claro, mientras que Trevanny entra en shock al pensar en lo que ha hecho, porque es un tipo normal y corriente que jamás ha hecho daño a nadie, y luego también están las consecuencias para su matrimonio, porque le oculta la verdad a su mujer y cuando esta se entera se siente horrorizada, porque es católica y todo eso, y deja de ver a su marido con los mismos ojos. Vamos, que con razón la Higsmith tenía el título de reina del suspense.
Pronto, “Tras los pasos de Ripley”.

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