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martes, 16 de septiembre de 2014

El temor de la Fundación, de Gregory Benford


Esta es la primera entrega de la llamada “Segunda Trilogía de la Fundación”, una trilogái escrita por tres autores diferentes y autorizada por los herederos de Isaac Asimov que va metida con calzador entre los libros de la saga original. Al final de la primera parte de “Hacia la Fundación” Hari Seldon era escogido para sustituír a Eto Demerzel como nuevo primer ministro del Emperador Cleon I y este libro arranca poco después. A Hari no le hace ninguna gracia convertirse en primer ministro, él lo que quiere es seguir de profesor y centrarse en la psicohistoria, pero el Emperador quiere que ocupe el puesto y Hari no puede hacer nada para que cambie de opinión. 

Pero esto no significa que Hari se convierta de inmediato en primer ministro. Para ellos debe ser elegido por votación y hay algunos individuos a los que no les agrada la idea de verlo en el puesto, así que el proceso se alarga eternamente. El principal rival de Hari para el puesto de primer ministro es un hombre llamado Betan Lamurk, que goza de una gran aceptación entre el público y al conversar con él Lamurk se muestra bastante amigable, pero en realidad es un hombre dispuesto a hacer lo que sea necesario para llegar a primer ministro y Hari sufre varios intentos de asesinato, aunque no puede probar que Lamurk es el responsable, y se ve obligado a refugiarse en diferentes planetas para eludir a sus hombres, y mientras trata de avanzar en el desarrollo de la psicohistoria.

Hari descubre la existencia de dos antiguos simulacros, dos inteligencias artificiales hechas a partir de dos personajes históricos de la Tierra, Voltaire y Juana de Arco, con sus mismos recuerdos y personalidades, y decide utilizarlos para mejorar su psicohistoria, pero la cosa se complica y se ordena que los simulacros sean destruidos, pero éstos finjen su muerte y se refugian en el Retículo, el Internet de Trántor. Allí despiertan por accidente a la versión cibernética de una antigua raza alienígena que fue extermianda hace milenios por los robots, cuya misión era limpiar el Universo de toda presencia alienígena para dejarle el sitio listo al Imperio Galáctico, y ahora deciden poner en marcha su venganza para destruír el Imperio.

El libro no me ha gustado. Reconozco que tiene cosas interesantes, como lo de los simulacros de Voltaire y Juana de Arco, los detalles que nos dan sobre el funcionamiento de la psicohistoria, la parte de Panucopia o que nos respondan por fin a la gran pregunta: ¿por qué en el universo de Asimov no aparece ni un solo alienígena? Pero el estilo de Benford es muy diferente del de Asimov, no hay sorpresas ni giros argumentales, le sobran muchas páginas (es un tocho de 650 páginas) y no llega a enganchar. Además contiene pequeñas contradicciones con la saga original (el uso de agujeros negros para viajar por el espacio en vez de los viajes hiperespaciales, por ejemplo) y sobra decirlo, pero la saga de Asimov le da cien vueltas.
Espero que la siguiente entrega de esta trilogía sea mejor.


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