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martes, 21 de octubre de 2014

Dos tumbas, de Douglas Preston y Lincoln Child (¡Ojo Spoilers!)

Tras creer durante 13 años que su esposa estaba muerta, Pendergast vuelve a reencontrarse con ella, pero este momento de felicidad dura poco tiempo. Los miembros de la Alianza entran en escena y se llevan a Helen, sin que Pendergast pueda hacer nada para evitarlo. El agente del FBI acaba gravemente herido, pero aún así se embarca en un viaje contrarreloj para dar con su esposa antes de que la saquen del país. Desgraciadamente llega tarde y Helen muere entre sus brazos. Después de esto Pendergast se derrumba y se enclaustra en una de sus viviendas, desentendiéndose de todo. Ya no le importa dar con la Alianza ni vengar la muerte de su esposa, y los intentos de sus amigos de animarle caen en saco roto. De hecho incluso está considerando quitarse la vida.

Paralelamente, en diversos hoteles de Nueva York se están produciendo unos escabrosos asesinatos, obra de un joven atlético y elegante, que deja partes de su propio cuerpo en los escenarios de los crímenes y unos extraños mensajes escritos con sangre. El teniente D'Agosta le presenta el caso a Pendergast con la esperanza de que lo saque de su aislamiento, pero en un principio no quiere saber nada. Pendergast cambia de opinión cuando descubre que el ADN del asesino coincide con el suyo propio y que los mensajes están dirigidos a él. Inicialmente cree que se trata de su hermano Diógenes, que en teoría está muerto, pero la verdad resulta ser más terrible de imaginar.

No hay nada mejor que un libro de Pendergast para espabilar a uno, porque tienen un ritmo tan rápido y son tan intensos que resulta imposible aburrirse. Sobretodo con este. El principio es de infarto y al menos en mi caso no podía parar de leer. En esta trilogía nos encontrábamos a un Pendergast muy diferente del habitual, un hombre desatado, nervioso y violento, frente al hombre frío y reflexivo, pero en “Dos tumbas” está aún en peores condiciones: se encierra en su casa, en bata, descuidando su aspecto, dándole todo igual y pensado incluso en el suicidio. Verlo en este estado resulta muy impactante, pero por suerte consigue salir del pozo.
El desenlace de la trilogía de Helen es alucinante. Por fin conocemos el verdadero propósito de la Alianza y la relación de los Esterhazy con ellos, así como lo que ocurrió realmente con el hijo de Constance, y deja una puerta abierta muy interesante para las siguientes entregas. Las otras dos tramas de la novela, la de Corrie Swanson y la del doctor Felder y su búsqueda del mechón de Constance, me parece que no aportan nada y que están solo para rellenar.
Bueno, llevaba mucho tiempor queriendo leer este libro (lo tengo en casa desde marzo) y creo que la espera bien ha merecido la pena. Ahora a esperar a que me llegue el nuevo libro de Pendergast, “Fuego blanco”.

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