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miércoles, 1 de octubre de 2014

Jardín sombrío, de V. C. Andrews (¡Ojo Spoilers!)


Jardín sombrío” es el quinto y último libro de la saga de los Dollanganger, o sea, la de “Flores en el ático”, pero puede leerse tranquilamente después del primero ya que es una precuela y nos cuenta la historia de los abuelos y de los padres de los niños protagonistas de “Flores en el ático”.
En ese libro nos hacían un resumen de la complicada historia familiar de los Foxworth: Corinne y Christopher, los padres de los niños, eran tío y sobrina, aunque solo se llevaban 3 años. Christopher era hermanastro del padre de Corinne, Malcolm, fruto del segundo matrimonio del padre de Malcolm. Cuando su padre murió, Malcolm los dejó en la calle y se quedó con su parte de la herencia y años después, cuando la madre de Christopher murió, Olivia, la esposa de Malcolm (vamos, la abuela) lo convenció de acoger al chico y pagarle los estudios de Medicina. Corinne y Christopher se enamoraron desde el primer momento y cuando los padres de ella lo descubrieron, los echaron de casa y Malcolm desheredó a su hija. Malcolm sufrió un infarto y una embolia y no volvieron a hablarse durante los siguientes 15 años.


Aquí conocemos los detalles de toda la historia, y es Olivia, la diabólica abuela, quien nos la cuenta. Por increíble que parezca este libro es aún más fuerte que “Flores en el ático”. El libro le da una vuelta de tuerca a la historia original y nos revela nueva información que nos deja con la mandíbula desencajada. Tengo que decir que al principio Olivia inspira mucha lástima. Es alta y poco agraciada y a los 24 años no hay quien quiera casarse con ella. Entonces aparece Malcolm Foxworth, que se muestra agradable con ella y se interesa por sus aficiones y al poco tiempo se casan. Olivia se imagina una vida feliz junto a su marido, formando su propia familia, pero ya en la noche de bodas descubre la cruel verdad. Malcolm es un hombre frío y calculador que no alberga ningún sentimiento hacia ella, solo la quiere para que le lleve la casa y le dé hijos. Malcolm está dominado por el recuerdo de su madre, Corrine, una mujer superficial que siempre conseguía que su marido la colmara de regalos y joyas, y que se fugó con su amante cuando Malcolm tenía 5 años, y por eso odia a ese tipo de mujeres (las odia pero bien que flirtea y le es infiel a su esposa con ellas).


V. C. Andrews
Olivia cree que Malcolm cambiará con el nacimiento de sus hijos, pero nada más lejos. Es muy estricto con sus dos hijos, Mal y Joel, y estos le tienen pavor. Y con la llegada del padre de Malcolm, Garland, la situación se complica. Garland lleva 3 años de viaje por Europa con su joven esposa, una chica de 19 años llamada Alicia, que además está embarazada, y pese a su gran diferencia de edad (60-19) están muy enamorados. A Malcolm Alicia le recuerda mucho a su madre; se le mete entre ceja y ceja y empieza a acosarla para que pase de su padre y se acueste con él, algo de lo que ella no quiere ni oír hablar.

Y es aquí donde tiene lugar la primera gran revelación del libro: Garland no muere por causas naturales, sino que pilla a su hijo tratando de abusar de Alicia, ambos se pelean y él sufre un infarto, y a Malcolm parece no importarle la muerte de su padre. Pero esto no es nada en comparación con lo que viene después. Con Garland fuera de juego, Malcolm tiene vía libre con Alicia y acaba dejándola embarazada. 
 
El escritor fantasma
Olivia no podía tener más hijos y Malcolm quería una hija por encima de todo, y no le importó recurrir a Alicia para ello. Al descubrir lo que ha hecho su marido, Olivia monta en cólera y lo tilda de monstruosidad, pero aún así accede a los planes de Malcolm y esconde a Alicia en el famoso ático hasta que dé a luz, para luego hacer pasar la niña por suya. Sí, amigos, Corinne no es hija de Olivia sino de Alicia, con lo que Corinne y Christopher no son tío y sobrina, como nos hicieron creer en el primer libro, sino que ¡son hermanos por parte de madre! Esto explica el comportamiento de Olivia con sus nietos, su obsesión por separare a los dos mayores y en llamarlos “hijos del diablo”. Pero aún así no hay excusa para mantenerlos encerrados como ratas.


Como digo, es muy fuerte.
Una última cosa. V. C. Andrews murió en1986 y este libro se publicó póstumamente en 1987. Según he leído por ahí, Andrew Neiderman terminó el libro por ella, aunque hay quien dice que lo escribió entero. Pues en la Wikipedia sale una larga lista con las contradicciones entre este libro y “Flores en el ático”, y esto es algo que me parece fatal. Si te encargan terminar el libro de otro autor, o aunque sea escribirlo entero, lo mínimo es que te documentes un poco para que estas contradicciones no tengan lugar. ¿No crees? Lo contrario es poco profesional.



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