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martes, 25 de noviembre de 2014

Ajimba, de John Farris


En el día de su boda, William Bradwin enloquece y mata a su esposa y a su padre y luego se degüella a sí mismo, al mismo tiempo que se produce un extraño terremoto que hace retemblar la capilla.
Muy lejos de allí, en el pueblo de Yorkshire, Inglaterra, tiene lugar una explosión que mata únicamente a un anciano, el doctor Holley, que llevaba los últimos 20 años de su vida interno en un asilo para enfermos mentales. El doctor Holley estuvo trabajando durante años en África y allí fue capturado por una tribu conocida como los ajimba, que adoraban a Ai-da Wédo, una de las principales diosas africanas, la Diosa Serpiente, a la que le ofrecían sacrificios humanos, y lo retuvieron durante semanas. Los soldados franceses masacraron a los ajimba y cuando encontraron al doctor, éste se había vuelto loco; atacó a su hijo y creyéndolo muerto le extrajo dos trozos de su cráneo para hacerse un amuleto de protección contra la diosa, a la que consideraba muy real. Ha llevado ese amuleto desde entonces y en el asilo ha alternado buenas rachas con periodos de demencia. Cuando su hijo iba a visitarlo él no lo consideraba como tal, ya que estaba convencido de que estaba muerto y se negaba a hablar con él, así que éste dejó de presentarse. La directora del asilo y doctora y amiga personal del doctor Holley decidió quitarle el amuleto, pues creía que empeoraba su estado, y poco después tuvo lugar la extraña explosión que acabó de su vida...

Dos años más tarde, el destino de Jackson, el hijo de Holley, se cruza con el de la familia Bradwin. Jackson es médico y una ex suya, enfermera de la Cruz Roja, le pide que atienda a un oficial del ejército, al que ha acogido en su casa. Estando muy borracho provocó un altercado y Beggs, la ex, sintió pena por él porque lo vio muy tocado y no solo por la pelea. El oficial es Champ Bradwin, hermano de William, y estuvo presente en el fatídico día de la boda. Tras recuperar el conocimiento le cuenta a Jackson lo que le atormenta: en plena batalla se le apareció su hermano muerto con la intención de matarlo y lo atacó con su sable, dejándole una fea herida en la garganta. Su historia es difícil de creer, pero su cicatriz es muy real, y Jackson decide acompañarlo de vuelta a la hacienda familiar, en Virginia, ante su evidente estado trastornado. Una vez allí decide quedarse unos días, hasta que Champ se recupere y tras conocer a Nhora, la joven viuda del padre de Champ, ésta le habla de la tragedia que ha caído sobre la familia desde hace dos años. La masacre de la boda, el extraño avistamiento de una gran bola de fuego verde al mismo tiempo que tuvo lugar la masacre y el terremoto y la reciente muerte de la esposa de Champ tras una larga temporada comportándose como si fuera una persona totalmente distinta. Jackson y Nhora investigan juntos otros hechos extraños que ocurren en el pueblo y descubren que entre los negros de la plantación algunos practican el vudú y que uno de ellos ha invocado a Ai-da Wédo. Jackson empieza a creer que su padre tenía razón y que esta diosa es muy real. Es ella quien ha estado destruyendo a la familia Bradwin, así que él y Nhora tratarán de descubrir quién es el que la invocó y de detenerla antes de que cause más daños.

De John Farris me leí hace años “Demonios”, que me pareció un muy buen libro de terror. Este lo encontré por casualidad en una librería de mi pueblo de libros de segunda mano (que por desgracia ya ha cerrado), y como no es un autor fácil de encontrar no lo dudé y me lo compré. Además 2 euros es un regalo, vamos.
Aparte de eśte me habré leído un par de libros más sobre vudú y me parecieron bastante malos (los dos de Dean Koontz, por cierto), pero “Ajimba” no lo es. Es uno de los mejores libros de terror que he leído este año y el arranque es simplemente brutal. Está muy bien escrito y te va metiendo poco a poco en esta historia de leyendas y supersticiones africanas. Lo único que no me gusta es que los capítulos son muy largos, de 50-70 páginas, y a mí me fastidia tener que parar en mitad de una página porque luego no recuerdo por dónde iba y tengo que empezar de nuevo esa página, pero una vez que te sumerges en la historia te olvidas de lo largos que puedan ser los capítulos, porque te absorbe por completo.
El final me pareció algo abrupto y hubiera preferido que se alargara algunas páginas más, pero en general me ha gustado.

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