Buscar este blog

martes, 16 de diciembre de 2014

Kafka en la orilla, de Haruki Murakami

Kafka Tamura es un chico de 15 años que no mantiene una buena relación con su padre, un famoso escultor convencido de que su hijo acabará matándole y que se acostará con su madre y hermana, así que el día de su cumpleaños se fuga de casa, igual que hicieron ellas hace años. Kafka llega a la ciudad de Takamatsu y encuentra refugio en una peculiar biblioteca. Allí conoce a la señora Saeki, la misteriosa directora de la biblioteca, la cual Kafka cree que podría ser su madre, y a Ôshima, su joven ayudante, que parece y se comporta como un chico pero que en realidad es una chica.
Por otro lado conocemos a Satoru Nakata, un hombre de sesenta años que siendo niño sufrió un extraño accidente que lo sumiño en coma durante varias semanas y al despertar había perdido totalmente la memoria; no recordaba quién era, ni a sus padres, ni leer ni escribir, ni nada de lo que había aprendido hasta entonces, se convirtió en un papel en blanco. Tras despertar, Nakata tuvo dificultades para hacerse entender por la gente, pero desarrolló el don de comunicarse con los gatos. Nakata se dedica a buscar gatos perdidos y ahora está buscando uno de rayas que responde al nombre de Goma. Esta búsqueda será el comienzo de un largo viaje que lo llevará hasta la biblioteca de la señora Saeki.

Ya echaba de menos la prosa de Murakami. Yo tenía pensado leerme más libros suyos este año, pero ya sabes lo que pasa, muchos libros pendientes, el tiempo va pasando y lo libros que pensaba que me daría tiempo leer al final tengo que dejarlos para el año que viene, pero al menos he podido colar este en estas últimas semanas del año.
Como en el libro anterior de Murakami que me leí, “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas”, este libro tiene dos tramas que acaban fusionándose en una sola. La de Kafka es como una tragedia griega. La profecía que le lanzó su padre, su enamoramiento de la señora Saeki, que cree que es su madre, lo de Sakura, su hermana figurada y lo que pasa con su padre. La de Nakata ya es más surrealista. El extraño accidente de su infancia, lo de hablar con los gatos, la lluvia de peces y sanguijuelas, la piedra de la entrada... Son cosas un poco locas, pero uno ya se ha leído varios libros de Murakami y está acostumbrado a la mezcla de géneros del autor, de historias más o menos normales con historias surrealistas.
El libro me ha gustado mucho, tanto la parte de Kafka como la de Nakata, aunque algunas cosas no llegan a explicarse del todo, como lo del accidente de Nakata, la “ausencia” de Kafka y la cosa blanca.

Bueno, el año que viene espero leerme “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” y ª1Q84”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario