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viernes, 6 de marzo de 2015

El resucitador, de H. P. Lovecraft

El año pasado me leí todo lo que había en mi biblioteca de Lovecraft, o al menos eso creía, porque hace cosa de una semana o así encontré este libro en otra estantería, una muy alejada de la otra, y fue toda una sorpresa porque no contaba con él, así que no tardé en llevármelo a casa. La sorpresa no fue solo por encontrármelo por casualidad sino por tratarse de uno de los grandes clásicos de Lovecraft. Este título que le ha puesto algún lumbreras aquí en España despista bastante, pero seguro lo conocerás por su título original, “Herbert West: Reanimator”. En los 80 hicieron la película (una versión bastante libre) que se convirtió en todo un referente del cine de casquería y Serie B y tuvo dos secuelas, “The bride of Reanimator” y “Beyond Reanimator”, y Jeffrey Combs, que se mete en la piel de Herbert West, se convirtió en un ídolo dentro del género.

Herbert West es una especie de Víctor Frankenstein, un estudiante de Medicina obsesionado con devolverle la vida a los muertos, que es expulsado al salir a la luz lo de sus polémicos experimentos, pero esto no lo detiene y continúa trabajando en estos con la ayuda de un compañero de universidad, el cual ejerce de narrador. West inventa un suero que utiliza para resucitar a los muertos, pero la dosis para un animal pequeño no es la misma que necesita el cuerpo de un ser humano y estos tienen que ser cadáveres frescos y con todos los órganos vitales enteros, pues en caso contrario los resucitados se comportan como seres salvajes e irracionales y lo que él pretende es que se comporten racionalmente, igual que cuando estaban vivos. Sus experimentos acaban todos en fracaso y con cada nuevo intento va yéndosele la pinza cada vez más, hasta que decide ir más allá de lo aceptado por su socio.


Normalmente los relatos de Lovecraft suelen estar escritos con un lenguaje bastante rebuscado, utilizando un montón de palabras complicadas que van metiéndote poco a poco en su terrorífico universo y su ritmo suele ser algo lento. En el presente caso no es así. El relato consta de unas 100 páginas y se lee fácilmente, su prosa es bastante sencilla y va directo al grano. Lovecraft lo publicó en su día por entregas, son seis partes en total, y en cada parte hace un resumen de lo contado hasta entonces, quién es Herbert West y lo que está haciendo con sus experimentos, y eso a veces resulta un tanto repetitivo.  Pero el relato en sí es muy bueno y os recomiendo su lectura. Eso sí, el final no tiene nada que ver con el de la película. 

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