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martes, 15 de septiembre de 2015

Alicia a través del espejo, de Lewis Carroll


“Alicia a través del espejo” es la continuación de “Alicia en el País de las Maravillas”, que Carroll escribió en 1871, 6 años después de la primera aventura de Alicia, aunque él siempre se refirió a ambos libros como si se trataran de un único volumen.
En esta ocasión Alicia se encuentra jugando con sus gatitos y explicándoles su teoría de que su espejo es una entrada a una sala similar a la suya, salvo que las cosas están puestas del revés, y se sube a una silla para acercarse al espejo y ver si puede observar algo más aparte de la sala, y entonces, ¡zas!, acaba cruzando al otro lado. Al abandonar esa otra sala Alicia descubre un mundo inspirado en un tablero de ajedrez y como cualquier peón su objetivo es llegar desde la primera fila , en la que se encuentra,hasta la octava, donde será coronada reina, y en su camino se encontrará con muy diversos y extraños personajes, como las Reinas Blanca y Roja, el Caballero Blanco, Tweedledum y Tweedledee, Humpty Dumpty e incluso flores que hablan.

Como “Alicia en el País de las Maravillas”, este lo leí hace más de una década. En la película de Tim Burton salían el Galimatazo y el Magnapresa, pero cuando la por primera vez estos nombres no me sonaban de nada. Al leer el presente libro he descubierto que se los menciona en un poema que se encuentra Alicia en la sala inversa. Dependiendo de la traducción al Galimatazo también se le llama Fablistanón, que es más conocido. En la biblioteca solo tenían los dos libros de Alicia en gallego, algo que en última instancia no me importa mucho, y es bastante curiosa y graciosa la traducción de estos nombres. El Galimatazo se convierte en “Xascatrón”, el Magnapresa en “Bandarpillán” y Humpty Dumpty renace como “Roncho Reconcho”.
El libro es tan divertido y disparatado como el primero e incluso nos encontramos con dos personajes de aquél, pero no hay ninguna referencia a la primera aventura de Alicia. Acabando como acababa el primer libro este no podía acabar de otra forma, lo cual no depara ninguna sorpresa al lector. Es una lástima.   

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