La doctora
Scarpetta ha dejado su puesto como jefa del Departamento de Medicina Legal de
Richmond, Virginia, y se ha trasladado a Florida, donde ha empezado una nueva
etapa estableciéndose por su cuenta.
Jean-Baptiste
Chandonne se encuentra en el corredor de la muerte, esperando el día de su
ejecución. Su familia es una de las más poderosas e influyentes de Francia y
posee grandes contactos con el crimen organizado, pero ha optado por dejar que
lo ejecuten y así librarse de él, la oveja negra de la familia. Sintiéndose traicionado
por ellos, Jean-Baptiste decide ayudar a la policía a acabar con su familia.
El juez de
instrucción de Baton Rouge pide ayuda a la doctora Scarpetta para investigar
una muerte por sobredosis ocurrida hace 8 años, después de que Jean-Baptiste le
escribiera una carta insinuando que dicha muerte no fue accidental. Allí han
sido asesinadas diez mujeres y la policía sigue sin tener ninguna pista sobre
la identidad del asesino, pues ninguno de los cuerpos ha sido hallado. Esta víctima
podría estar relacionada con los asesinatos, así que la doctora Scarpetta se
traslada hasta Baton Rouge para ayudar en el caso.
Este es uno de
los libros más intensos y absorbentes que me he leído de la serie de Kay
Scarpetta. Hasta ahora las novelas de la serie estaban narradas en primera
persona por la doctora Scarpetta, pero aquí el narrador pasa a ser un narrador
omnisciente, y así descubrimos cosas que ocurren en otras partes del mundo sin
que Scarpetta tenga ni idea. El libro cierra el arco de los Chandonne, aunque
deja una puerta abierta al final, que ignoro si quedará así o se cerrará en los
siguientes libros. Lo que verdaderamente vuelve loco al lector es lo de Benton,
que es un WTF en toda regla, y es lo que te impide parar de leer. Por un lado
me alegra, pero por otro me resulta un tanto difícil de creer, me chirría un
poco y resulta algo forzado, sobretodo en lo concerniente a la implicación de
Lucy y Marino en el tema. Cuando pasó, ellos quedaron tan afectados como
Scarpetta, pero ahora resulta que estaban en el ajo desde el principio. Pues qué
increíbles actores resultaron ser, ¿no? Mmh. Todo esto parece algo surrealista
y cuesto digerirlo. Seguro que la Cornwell quiso enganchar a sus lectores y
dejarlos con un palmo de narices pero la cosa se le fue un poco de las manos. En
fin, lo que cuenta es que al final todo acaba bien y que Benton está de vuelta.
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