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viernes, 30 de junio de 2017

Fiebre, de Robin Cook

Charles Martel trabaja en el instituto Weinburger investigando una cura para el cáncer cuando todo su mundo se viene abajo: a su hija Michelle, de 12 años, le diagnistican leucemia mieloblástica aguda, la más agresiva de todas. Por si no fuera poco, sus jefes lo obligan a dejar de lado su actual investigación para que se haga cargo del desarrollo de un nuevo medicamento que será utilizado en quimioterapia.
A Charles esto le parece una estupidez, cree que este medicamento no sirve para nada y opina que la clave para curar el cáncer está en mejorar el sistema inmunológico del paciente, que es de lo que trata su investigación, y no en la quimioterapia, pero sus quejas caen en saco roto y sus jefes lo amenazan con despedirlo si no acepta el encargo.

A su hija empiezan a someterla a quimioterapia pero él cree que es un error y que no va a servir para nada. Incaoaz de quedarse quietro sin hacer nada, Charles ignora las órdenes de sus jefes y decide aplicar su investigación a una muestra de la sangre de su hija, creyendo que si tiene éxito logrará curarle la leucemia. Por otro lado, Charles descubre que la fábrica de reciclaje de neumáticos y plásticos que hay en su pueblo ha estado vertiendo benceno en el lago cercano a su casa y eso es lo que le ha causado la leucemia a su hija. Charles está decidido a toda costa a cerrar la fábrica y reunir pruebas contra ellos de lo que han estado haciendo, pero ignora que detrás hay unos intereses económicos que harán lo que sea necesario para frenarlo.

Creo que este fue el primer libro que leí de Robin Cook, hace la tira de años, y he vuelto a leerlo porque tengo varios libros suyos en casa pendientes por leer, y pretendo leer esos y de paso los que ya leí hace años y así tener escritas las reseñas de todos ellos, igual que hice con los de Dean Koontz, y me pareció guay empezer por el primero que leí.
Si John Grisham es el rey del thriller judicial y Micahel Connelly de la novela policiaca, Robin Cook lo es del thriller médico. Como es médico domina el tema como nadie, sus novelas son de fácil lectura y muy amenas, y además son muy instructivas. Hace años me leí un montón de libros suyos pero acabé cansándome del tema (que si misteriosas muertes en hospitales, que si epidemias, que si los directores de hospital son el diablo en persona) y creo que retomarlo ahora es muy interesante.
Este libro es muy bueno, no es demasiado largo, 270 páginas, y el ritmo es endiablado, cuando empiezas a leer ya no puedes parar. Además el tema te toca la fibra. Se te hierve la sangre con todos los obstáculos que el protagonista tiene que superar para salvarle la vida a su hija y yo al menos me identifiqué mucho con él. ¡Cabrones!
Una lectura muy entretenida y recomendable.

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