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jueves, 11 de enero de 2018

Los papeles póstumos del club Pickwick, de Charles Dickens

“Los papeles póstumos del club Pickwick” es la primera novela de Charles Dickens y sorprendentemente no va sobre huérfanos que pasan por mil y una dificultades y acaban convirtiéndose en hombres de provecho, un tema recurrente en buena parte de su obra, sino que tiene un tono bastante humorístico.

Dicho señor Pickwick, caballero fundador del club que lleva su propio nombre y tres buenos amigos suyos y miembros también del club, Tupman, Snodgrass y Winkle, inician un viaje por Inglaterra en busca de aventuras y se dedican a anotar en sus diarios todo lo que consideran relevante: las personas interesantes que conocen, las historias que les cuentan, los pícaros que les toman el pelo y que se aprovechan de su ingenuidad, los malentendidos y situaciones estrafalarias en que se ven envueltos e incluso alguna que otra situación amorosa.


De vez en cuando me gusta leerme algún clásico que otro y Dickens es de mis favoritos; aunque no me considero un verdadero fan siempre que me topo con algún libro suyo me lo llevo a casa (tampoco me considero fan de Artur C. Clarke y el año pasado me leí ocho libros suyos).
El libro me ha gustado. Es un tocho de casi 900 páginas pero se lee fácil, aunque está claro que no es lo mismo leer un libro de mediados del siglo XIX, época en que la prosa era más elaborada y florida, que uno de la época actual, donde la prosa es más simple y ligera.

“Casa desolada” es conocido por ser una clara crítica contra el sistema judicial de la época pero entre estas páginas también tiene lugar un juicio, uno de los momentos más importantes de la novela, y aquí ya se nota la mala leche de Dickens contra los juristas. Los momentos graciosos y de malentendidos son muy divertidos y hacen la lectura más amena, y te hacen pensar que los cuatro protagonistas no son demasiado avispados.
En definitiva, una lectura muy recomendable.

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