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jueves, 27 de diciembre de 2012

El Húsar, de Arturo Pérez-Reverte


El libro se centra en una batalla ficticia que se desarrolla en la Andalucía de 1808. España está bajo el mando francés y gobernada por José Bonaparte. Un grupo de guerrilleros españoles se alza en armas contra los franceses y envían allí al regimiento de húsares para acabar con ellos.
El libro está escrito desde el punto de vista francés, para los que los españoles son poco más que bárbaros salvajes, y encarnado en la persona de un joven húsar que se une al regimiento y que espera alcanzar la gloria en la batalla, pero a la hora de la verdad la cosa no es tan bonita como se la pintaron en la academia.

Como el anterior libro suyo que me leí, éste también es corto, 170 páginas, pero no acabó de engancharme. Me pareció muy bien el conocer cómo era esa época, la disciplina militar, el honor y todo eso, pero tiene un tono muy pausado y se hace algo cuesta arriba. Igual es que se trata del primer libro de Pérez-Reverte, y suele pasar que algunos autores, al principio, tardan en encontrar su punto; porque los otros libros suyos que me leí sí me han gustado.
Bueno, con éste acabo por fin mis desafíos de lectura de este año, que ya pensé que no me iba a dar tiempo. Ahora un relax y a leer los que tengo pendiente desde hace mucho tiempo.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

El tiempo del olvido, de Jordi Sierra i Fabra


Este libro de Jordi Sierra i Fabra, pese a ser una novela juvenil, toca un tema bastante duro, como es el terrorismo y sus consecuencias, tanto para los familiares de las víctimas como para los que están al otro extremo.
La acción transcurre en un pequeño pueblo del País Vasco. Tetxu es un adolescente muy reservado que se ha hecho a la fuerza una coraza para apartarse de la gente, a causa de un gran peso que carga sobre sus hombros. Su padre, un etarra, asesinó hace diez años a un hombre inocente al que había confundido con otro. Ni él ni su madre sabían nada, y descubrieron esa otra cara suya al mismo tiempo que el resto del pueblo, viendo la noticia por televisión. Su padre desapareció y desde entonces no lo volvieron a ver. Ellos se quedaron en el pueblo, y Tetxu ha tenido que arrastrar el estigma de “hijo de etarra” desde entonces. Por eso no tiene ningún amigo y mucha gente en el pueblo lo mira con mala cara. Lo único que le hace seguir adelante es su pasión por Led Zeppelin y su novia Ainhoa, con la que tiene que salir en secreto porque sus padres lo lo ven con buena cara.

Entonces llega al pueblo un chico llamado Carlos, que no tiene a nadie y que es tan reservado como él. A Carlos también le gusta Led Zeppelin y ambos conectan enseguida. Carlos se convierte en alguien al que puede llamar “amigo”, y es el primero con el que se abre, contándole todo lo de su padre. Pero Carlos también guarda un secreto, uno importante, y Tetxu no lo descubrirá hasta las últimas páginas, y eso lo cambiará todo.

El libro me ha gustado. Son apenas 190 páginas que se leen enseguida, sus capítulos son cortos y su ritmo muy ágil, además tiene ese giro al final que no te esperas. Lo único es que me parece un tema un poco delicado para ser un libro destinado a chavales de 12 años. Aún así es una buena lectura.

Malas tierras, de Jordi Sierra i Fabra


Jordi Sierra i Fabra es un prolífico autor catalán de novelas juveniles (entre unos y otros ha escrito unos 300 libros) y es uno de los autores más leídos en los colegios. Hasta ahora no había leído nada de él (me parece, pero no lo puedo jurar) y si ahora lo he hecho ha sido por una cuestión de tiempo. En esta última semana del año aún me quedaban tres libros por leer para poder acabar con mi último desafío de lectura que tengo pendiente, el de los 25 libros de autores españoles, así que tenía que coger libros de menos de 200 páginas para que me diera tiempo, y sus libros (algunos) tienen mucho menos de eso.

No sabía con lo que me iba a encontrar, pero al final el libro ha acabado gustándome. Los libros de Jordi no son los típicos libros juveniles en en los que todo es color de rosa, hay un montón de aventuras y nadie sufre ni muere. De eso nada. Sus libros son libros realistas que tocan temas duros, como el terrorismo, la guerra, los problemas por los que pasa cualquier adolescente... Para muestra, un botón.

En el libro, tres historias acaban entrelazándose trágicamente al final. Por un lado, en Madrid, tenemos a una chica que necesita urgentemente un trasplante de corazón, y si en las próximas 24 horas no aparece un donante, morirá. En Barcelona, un grupo de amigos se dispone a acudir a un concierto de Bruce Springsteen y a pasar la mejor noche de sus vidas. Y un hombre despechado al que su mujer acaba de abandonar no para de recibir negativas de todas las mujeres a las que llama y acaba emborrachándose solo en un bar. Luego coge el coche, y ya te imaginas lo que pasa. Alguien debe morir para que la chica viva, pero, ¿quién?

El libro me ha gustado mucho, es muy fácil de leer, ágil y adictivo, y es corto, 158 páginas más una amena autobiografía del autor, y te lo puede leer tranquilamente en un solo día. La parte del concierto me ha encantado. Tal y como lo describe el autor, es como si realmente estuvieras allí. Además el título es de una canción del Boss, y todo esto me ha dado ganas de escuchar algo suyo. Bueno, creo que después de esta grata experiencia seguiré leyéndome más libros de este autor. Hala, adeu.

viernes, 21 de diciembre de 2012

La sombra del águila, de Arturo Pérez-Reverte


El libro trata un episodio acaecido durante la campaña de Napoleón en Rusia. En la batalla de Sbodonovo, en 1812, entre las tropas napoleónicas y las rusas, el 2º batallón del 326 de Infantería de Línea, formado por prisioneros españoles obligados a luchar en el bando francés, decide desertar y pasarse al bando ruso. Pero Napoleón interpreta su gesto como un acto heroico y ordena una carga que acabará dándole una de las mayores victorias de su campaña.

El libro es muy breve, apenas 150 páginas, es más una novela corta que una novela en sí, y está escrito en un tono desenfadado, con mucha ironía y humor, como quien no quiere la cosa, en plan “ya que estamos aquí le echamos un par y desertamos y tal”, y Pérez-Reverte nos hace un retrato caricaturesco del Emperador, convirtiéndolo en un monigote ridículo (incluso trae algunos dibujos del Petit Cabrón, como lo llama Pérez-Reverte).
El libro me ha gustado, es muy fácil de leer y tiene un ritmo rápido, y me ha parecido muy divertido. La única pega es que tiene un tono demasiado desenfadado y parece que se lo toma todo a broma. Y la guerra, amigo mío, no tiene nada de gracioso.

jueves, 20 de diciembre de 2012

La Edad de Oro de la Ciencia Ficción I, presentado por Isaac Asimov


Isaac Asimov es uno de los mejores y más importantes escritores de ciencia-ficción del siglo XX (su saga Fundación está considerada como una de las mejores del género y sus relatos de robots, así como sus Tres Leyes de la Robótica, marcaron un antes y un después), pero también es responsable de algunas de las mejores antologías del género. La presente antología es un claro ejemplo. Aquí nos presenta una selección de lo que para él son los mejores relatos de ciencia-ficción de los años 30 (este volumen abarca de 1931 a 1933, el segundo del 34 al 38), década en la que la ciencia-ficción empezó a coger fuerza. Yo lo leí hace unos diez años y he decidido volver a leerlo porque de vez en cuando me gusta refrescar la memoria. Si soy sincero, solo conozco a uno de los autores, Clifford Simak, aunque de oídas, ya que en “Corazones en la Atlántida”, de Stephen King, semenciona una de sus obras más conocidas, “Un anillo alrededor del Sol”, que va sobre realidades paralelas.
En general, la antología me ha gustado mucho, tiene relatos muy buenos, otros meramente entretenidos, y solo uno que se me hizo un poco pesado. Pero esta no es una simple antología, ya que Asimov nos habla un poco de su infancia y en qué momentos de su vida se leyó estos relatos y por qué le gustaron tanto.
Los relatos son lo siguientes:

1.- El hombre que evolucionó, Edmond Hamilton
Un hombre inventa una máquina que le permite evolucionar a cómo será el ser humano en el futuro.

2.-
El satélite Jameson, Neil R. Jones
El profesor Jameson hace que congelen su cuerpo y lo envíen al espacio. Millones de años después, unos seres mitad aliens, mitad robots, lo encuentran.

3.-
Submicroscópico, S. P. Meek
Un hombre inventa una máquina que le permite alcanzar un tamaño microscópico. Una vez encogido descubre un mundo desconocido habitado por seres como él.

4.-
Awlo de Ulm, S. P. Meek
Continuación del relato anterior.

5.-
Tetraedros del espacio, P. Schuyler Miller
Un hombre descubre en una selva unos tetraedros alienígenas que quieren invadir la Tierra.

6.-
El mundo del sol rojo, Clifford Simak
Dos hombres viajan 5 millones de años al futuro y allí son testigos de la degradación de la raza humana, que está esclavizada por un tiránico cerebro gigante.

7.-
Tumithak de los corredores, Charles R. Tanner
En el siglo LIII, la Tierra está dominada por los shelks, unos alienígenas con aspecto de arañas gigantes provenientes de Venus. Los humanos viven desde hace siglos en ciudades subterráneas, pues los shelks se los comen. Tumithak de Loor, un joven valiente, está decidido a subir a la superficie y matar a uno de esos aliens para demostrar a sus congéneres que los humanos pueden recuperar su planeta.

8.-
La era de la luna, Jack Williamson
Un hombre viaja a la Luna; cuando llega, ésta es una gran selva, pues ha retrocedido en el tiempo mientras avanzaba por el espacio. Allí se encuentra a una selenita que es perseguida por unos aliens que la quieren matar.

9.-
El hombre que despertó, Laurence Manning
Un hombre decide hibernar en una habitación subterránea para despertar en el futuro.

10.-
Tumithak en Shawn, Charles R. Tanner
Tumithak de Loor, tras su primer golpe contra los shelks, lidera un ataque a gran escala contra ellos.

Mis favoritos son el 1, 6, 7, 8, 9 y 10. ¿Y los tuyos?
El segundo volumen, el año que viene.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Los Miserables, de Víctor Hugo (¡Ojo spoilers!)


Cuando vi por primera vez la miniserie que hizo Gerard Depardieu allá por el año 2000, quedé maravillado por la historia y me prometí que acabaría leyendo el libro. Pero claro, eran casi 1300 páginas y hay clásicos que son muy lentos y espesos, así que fui dándole largas. Esto duró 12 años, que ya es tiempo. Como este año tenía que leerme un libro que siempre quise leer pero nunca me atreví, mi elección fue automática. Además, como ahora han hecho esa nueva película, basada en el musical de Broadway, con Hugh Jackman y Russell Crowe, me entraron muchas ganas de leerlo, y eso es lo que hice (curiosamente este año es el 150 aniversario).

La historia que Víctor Hugo nos presenta aquí es a mi modo de ver una historia que nunca quedará anticuada, y que bien podría pasar en la actualidad. Ya me dirás si nunca has oído de alguien que no le pasara lo que al protagonista, que roba una barra de pan porque sus sobrinos se estaban muriendo de hambre y por ello echa veinte años en prisión. ¡Por una mísera barra! Bueno, en realidad le caen cinco años, pero como intentó fugarse varias veces, su condena se alargó hasta los veinte. Pero aún así, es demencial, una verdadera injusticia que alguien que robe por necesidad acabe en la cárcel y el que comete un verdadero crimen se vaya de rositas. Pero bueno, esa es la justicia que hay, y no se puede hacer nada. Vayamos con la historia, que si no luego me lío.

Víctor Hugo
Este es nuestro principal protagonista, Jean Valjean, un hombre bueno y trabajador al que su estadía en prisión elimina, a base de golpes, todo lo bueno que había en él, convirtiéndolo en un hombre oscuro. Al salir de la cárcel nadie le da alojamiento ni comida, por su condición de presidiario, y únicamente un obispo le da cama y alimento. Valjean le roba la cubertería de plata y huye por la noche, pero a la mañana siguiente lo arrestan unos soldados, y aunque les dice que son un regalo del obispo, lo llevan ante él para comprobar su historia, y se sorprende cuando el obispo no solo la confirma, sino que además le regala dos candelabros de plata, y le recomienda que siga el camino de la luz, que haga el bien y no recaiga.
Jean Valjean prosigue su camino y cruzándose con un niño no puede resistirse y le roba su moneda. Recordando las palabras del obispo se arrepiente, aunque ya es tarde, y a partir de entonces decide convertirse en un hombre de bien. Se traslada al pueblo de Montreuil-sur-Mer bajo la identidad del señor Madeleine, y levanta una fábrica de la nada, dando trabajo a todo el pueblo, y llega a convertirse en alcalde.

El antagonista de Jean Valjean es el inspector Javert. Javert es un férreo defensor de la ley y para él un criminal siempre será un criminal, y se obsesiona con llevar a Jean Valjean de nuevo al presidio. Puede que robar una moneda a un niño sea una tontería, pero para Javert es una reincidencia, con lo que esta vez Valjean irá a la cárcel de por vida, y por ello lo persigue durante años y años.
Luego tenemos a Fantine, una joven a la que dejan embarazada y luego se desentienden de ella. Fantine no tiene dónde caerse muerta y no puede trabajar y cuidar de su hija a la vez, así que la deja al cuidado de los Thenardier, un matrimonio que regenta una posada, y se compromete a enviarles dinero todos los meses. Los Thenardier son los que verdaderamente hacen honor al título del libro, porque son de lo peor. Roban, engañan, sobornan y matan por unos céntimos. Thenardier le pide a Fantine cada vez más dinero, poniendo como excusa que le hace falta ropa o medicinas, y luego se gastan su dinero en ellos y tratan a la niña, Cosette, como a un perro.

Nueva edición con el cartel de la película
Fantine consigue trabajo en la fábrica de “Madeleine” y va enviándole a Thenardier el dinero que le pide como buenamente puede, pero la echan a la calle al saberse que es madre soltera y se ve obligada a prostituirse para conseguir el dinero para su hija. Obviamente es arrestada. Valjean, que no sabía nada de todo esto, se entera de su situación, la saca de la cárcel y le da cobijo, pero cae gravemente enferma y no se puede hacer gran cosa por ella. Valjean le promete buscar a su hija y traérsela, pero por circunstancias ajenas a su control no puede hacerlo a tiempo. Se descubre su verdadera identidad y Javert se presenta para arrestarlo, y se ríe cuando Valjean le pide que le deje ir en busca de la niña. Así que se escapa, se presenta en la posada de los Thenardier y se lleva a Cosette, y en los siguientes años va huyendo de Javert, cambiando de identidad, refugiándose en distintos lugares y dándole a Cosette una educación.

Y por último tenemos a Marius, un joven bonapartista que se enamora de Cosette a primera vista y que tiene un papel activo en la revuelta que se produce más adelante. En esta revuelta, que ocupa buena parte del segundo volúmenm se resuelven casi todas las tramas principales, aunque después aún pasan algunas cosas más.

Bueno, lo que es la historia en sí me ha gustado mucho. Jean Valjean es uno de esos grandes personajes de la literatura que no puedes evitar admirar, y Javert es un villano inigualable. En las adaptaciones que he visto nunca acabé de entender por qué decide hacer lo que hace, pero aquí ya me quedó claro, porque nos cuenta lo que pasa por su cabeza. La única pega del libro, y bastante grande, es que a veces Víctor Hugo deja de lado la historia y se pone a hablar de cosas que no aportan nada, en plan ensayo, como la batalla de Waterloo (50 páginas), que es interesante saber lo que pasó, pero que no viene a cuento, o cómo funciona un convento y las reglas estrictas que tiene (40 páginas), o 70 páginas para contar que el obispo da todo lo que tiene a los pobres y que su puerta siempre está abierta. ¡70 páginas! En estas ocasiones el libro se vuelve muy lento y pesado, y cuesta bastante avanzar. De las casi 1300 páginas que tiene, al menos le sobran 300 o 400 (a partir de ahí dejé de contar) y sin ellas el ritmo narrativo sería más rápido. A pesar de ello me ha gustado y creo que ha valido la pena el esfuerzo.
Bueno, con este libro acabo mis clásicos de este año. Ahora a ver cuándo veré esa nueva película. Hala, que os aproveche.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Haven. 2ª temporada

Ahora que ya va por la 3ª temporada y ha renovado por una 4ª, he decidido ponerme al día y ver la 2ª. Quería hacerlo antes pero he estado centrado en otras series, y ahora he podido hacerle un hueco. Bueno, a lo que vamos.
En el último capítulo descubrimos quién provoca los terremotos: el comisario. Ese es su “problema”, su habilidad, aunque apenas puede controlarlo, y al final se convierte en piedra y explota. Y Nathan pasa a ocupar su puesto como comisario adjunto.
También en el último capítulo aparece en Haven una mujer del FBI afirmando ser la verdadera Audrey Parker, y hace y dice lo mismo que Audrey 1 en el primer capítulo de la serie. Nathan y Audrey la toman por una impostora y no se fían de ella, pero las dos Audreys descubren que poseen los mismos recuerdos, incluso aquellos de los que no le han hablado a nadie. Luego cuanfo el jefe de Audrey 2 aparece, resulta que no es el mismo que el de Audrey 1, así que Audrey 2 decide quedarse en Haven y ayudar a Audrey 1 a averiguar qué está pasando, quién es en realidad el que se hizo pasar por el agente Howard y cuál es su relación con los “problemas”. Audrey 2 sigue una pista sobre le falso agente Howard y acaba perdiendo la memoria. No recuerda quién es ni qué está haciendo allí (lo mismo pasó cuando ocurrió lo de Colorado Kid) y aquí se acaba la participación de esta Audrey en la serie. Después de esto ya no se vuelve a hablar del falso agente Howard y el tema queda aparcado.

La otra trama secundaria tiene a Duke d eprotagonista. En la 1ª temporada descubre por una adivina que morirá asesinado por un hombre con un extraño tatuaje, así que en esta temporada se pone a investigar la historia tras ese tatuaje, quiénes lo llevaron y tal, y acaba descubriendo un gran secreto familiar. Y hacia el final esta trama acaba entrelazándose con la trama principal, la del reverendo. El reverendo es el malo de la temporada, se llevaba mal con el comisario y se lleva mal con Nathan. Él cree que los malditos (así es como llama a los que tienen “problemas”, o sea, a los que tienen habilidades sobrenaturales) son pecadores y que hay que matarlos. Empieza a arengar a los habitantes de Haven en su contra, desde su púlpito, y forma su propio grupo de creyentes en su causa, y durante la temporada tiene varios enfrentamientos con Nathan y Audrey, hasta que al final pasan a la acción y empiezan a secuestrar a personas con “problemas” para luego matarlos (esto me recordó mucho a las historias de los X-Men, con los mutantes siendo perseguidos siempre solo por el hecho de ser diferentes).

Si soy sincero, esta temporada me ha gustado más de lo que esperaba. Pensaba que ocurriría como en la 1ª, que algunos capítulos eran bastante flojos, por no decir malos, pero nada más lejos. Son todos bastante buenos y las distintas tramas me mantuvieron enganchado (y un poco atacado de los nervios) todo el tiempo. El personaje de Jason Priestley me gustó mucho porque su situación es muy divertida. Su “problema”, heredado de su padre, es ser popular, es decir, que cuando aparece todos le sonrién o se les quedan mirando y hacen lo que él les sugiere, vamos, que todos quedan deslumbrados ante su presencia, y la gracia está en que es un tipo huraño al que no le gusta la gente.
La única pega de esta temporada es que no se hablar nada del caso del Colorado Kid, aunque en los dos últimos capítulos nos dan algo de información acerca d eLucy y de lo que pasó hace 27 años, y claro, con lo poco que te dicen te vuelve loco por saber más. ¡Eso no mola! A ver si en la 3ª temporada no se van tanto por las ramas y empiezan a entrar en materia, y por lo que sé, parece que es así.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Stargate SG-1. 9ª temporada


De todas las temporadas que llevo visto de la serie, ésta es la primera que me ha gustado casi entera, porque se ha acabado con los goa'ulds por fin, aunque aún queda Baal pululando por ahí (ocho temporadas son muchas temporadas para alargar una sola trama) y son sustituidos por un nuevo enemigo, mucho más peligroso e interesante que sus predecesores.
Esta es una temporada de grandes cambios, con nuevos personajes y mejores historia, y esto supone un soplo de aire fresco, tras ocho temporadas hablando siempre de lo mismo. El primer cambio importante es que Richard Dean Anderson ya no sigue en la serie, aunque hace algunas apariciones esporádicas a lo largo de la temporada.
El nuevo hombre a cargo es el general Landry, interpretado por Beau Bridges, viejo amigo de O'Neill y un tipo bastante simpático y agradable. La otra incorporación importante es la del teniente coronel Cameron Mitchell, interpretado por Ben Browder. Mitchell participó en la batalla contra Anubis sobre laAntártida y aquí lo ponen al mando del SG-1. Él quiere dirigir al viejo equipo, pero éste se ha separado y cada uno está a lo suyo. Carter está a cargo del Área 51, Daniel va a partir hacia Atlantis y Teal'c está liado con sus cosas de los Jaffas, ahora que son un pueblo libre. Mitchell trata de juntarlos de nuevo, pero no consigue convencerlos y hace falta la amenaza de ese nuevo y peligroso enemigo para reunir a la vieja pandilla. Pero no están solos en esto. Durante varios capítulos los acompaña Vala Mal Doran, interpretada por Claudia Black, que ya apareció en un capítulo de la temporada pasada. Vala es una contrabandista intergaláctica, una especie de versión femenina de Han Solo, un personaje muy divertido e irónico que a mí personalmente me encanta y que tiene mucha química con Daniel Jackson.
(Dato curioso: Ben Browder y Claudia Black ya se conocían de antes. Los dos fueron los protagonistas principales de Farscape, una serie de ciencia-ficción australiana que duró cuatro temporadas más una miniserie de tres horas y que está considerada una serie de culto por aquellos lares. Sus personajes fueron pareja y tuvieron un hijo, así que cuando Vala entra en escena y Mitchell le pregunta si se conocen y ella le dice que no, que en tal caso se acordaría, pues tiene gracia).

Vala Mal Doran, arggh...
Ese terrible enemigo son los Ori, unos seres ascendidos como losAntiguos ( de hecho ambos pertenecen a la misma raza), pero a diferencia de eśtos, que defienden el libre albedrío y no interfieren en nuestro plano de la existencia, los Ori opinan que por el hecho de haber ascendido deben ser adorados como dioses. Los Ori no pueden interactuar directamente con los humanos, ese es el trato que hicieron con los Antiguos, así que utilizan a los Priores, humanos evolucionados, para difundir su palabra. Los Priores poseen un gran poder y con su báculo pueden hacer verdaderos milagros, curan enfermos, resucitan muertos, pero también pueden provocar epidemias y destruir planetas.

Por culpa de Daniel y de Vala, los Ori descubren que nuestra galaxia está habitada y los Priores empiezan a presentarse en distintos planetas y tratan de convencer a sus habitantes de que se postren ante los Ori, y los que no lo hagan serán destruidos (esto me recuerda mucho a lo de la Santa Inquisición). Los Priores tienen un inmenso poder y es imposible hacerles frente, pero Daniel y Carter consiguen crear un aparato que impide a los Priores usar sus poderes temporalmente, y también hallan la cura para esa epidemia que han extendido por varios planetas, incluída la Tierra.

Esta temporada es fabulosa, muy completa, con un enemigo formidable e imparable, nuevos personajes muy interesantes y un final a la altura de la temporada, con las naves de los Ori llegando a nuestra galaxia y destruyendo de una tacada casi todas las naves de nuestra flota. O sea, que estamos jodidos.
Ahora, la 10ª temporada y se acabó la serie.



martes, 11 de diciembre de 2012

Top 8. Los mejores capítulos de House


House me encantaba y cuando terminó me dio mucha pena, así que volví a verla desde el principio y ya que estaba decidí escoger el mejor capítulo de cada temporada, como hice con Smallville. Algunos han sido fáciles de escoger, pero otros me han costado más porque hay temporadas con capítulos muy buenos, pero bueno, al final este es el resultado. Ya me dirás si coincides conmigo.

1ª temporada: 1x21. Tres historias

Aquí lo tuve clarísimo. Este es el mejor capítulo de la temporada y uno de los mejores de toda la serie, porque descubrimos lo que le pasó a House en la pierna.
House tiene que dar una clase y presenta a los alumnos tres casos en los que al paciente le duele la pierna. Al final los tres pacientes resultan ser uno solo: el propio House. Lo que más me gusta es que, al principio en el aula hay cuatro gatos, pero a medida que transcurre el capítulo empieza a llenarse, y al final hay tanta gente que muchos tienen que quedarse de pie, incluídos Cuddy, Wilson y el equipo de House, y cuando acaba de contar su historia resulta que hace mucho que sonó el timbre.

2ª temporada: 2x19. House contra Dios

En esta temporada hay varios capítulos que me gustaron mucho. En el 2x16, “A salvo”, una chica a la que le transplantaron un corazón sufre una extraña reacción alérgica y no se sabe a qué se debe, así que tienen que aislarla en una habitación previamente esterilizada. Me gusta porque todas las cosas chungas que le pasan son por una tontería, la picadura de una garrapata. En el 2x17, “Apuesto el resto”, un niño sufre unos síntomas que recuerdan a House un antiguo caso que no supo diagnosticar a tiempo y que acabó en fallecimiento. House tendrá que tratarlo contrarreloj para que la historia no se repita. Mientras esto ocurre, en el hospital tiene lugar una fiesta benéfica y para que Cuddy no se entere, ya que el niño es paciente suyo, House le pide a Wilson que la mantenga ocupada jugando al poker.

Pero si tengo que escoger, me quedo con el 2x19, “House contra Dios”. El título ya lo dice todo. House trata a un predicador adolescente que afirma poder curar con sus manos mediante el poder de la fe. El capítulo es genial, porque House pone al chaval de vuelta y media y le dedica algunas de sus mejores perlas. Resumiendo, es la razón contra la fe. No tiene desperdicio.

3ª temporada: 3x12. Un día, una habitación

Esta temporada tiene dos capítulos realmente buenos. Uno es el 3x14, “Insensible”. La paciente es una adolescente que tiene CIPA, es decir, que si se rompe un hueso, le pegan un tiro o se corta un dedo, no lo siente. Pero aparte de eso tiene otra enfermedad desconocida que es lo que tiene que tratar el equipo de House. Y House, que es un cabrón, quiere cortarle un cacho del nervio central, metérselo en la pierna y que así deje de dolerle, pero Wilson, haciendo de Pepito Grillo, consigue convencerlo de que lo deje estar.

Pero me quedo con el 3x12, “Un día, una habitación”, sin duda el mejor capítulo de toda la temporada. House se ha librado de Tritter gracias a que Cuddy mintió en el juicio, así que le obliga a pasar consulta, porque se lo debe. Para hacerlo divertido, Cuddy le dará 10 $ por cada apciente que atienda sin tocar, y si toca a alguno será él quien tenga que pagar los 10 $. pero el capítulo enseguida se torna serio cuando descubre que una de sus pacientes ha sido víctima de una violación, y por alguna extraña razón solo quiere hablar con House. House no sabe qué hacer y pide consejo a unos y otros. Al final acaba confesándole que de niño él también sufrió abusos, y luego ella empieza a contarle lo que pasó.

4ª temporada: 4x15. La cabeza de House

De esta temporada me gusta mucho el 4x08, “Bendita ignorancia”, en el que House trata a un mago (¡por fin un caso de lupus!), porque es similar al 2x19. En vez de razón contra fe, es razón contra magia, y contiene algunas de las mejores frases de House de esta temporada (“La magia mola. La magia auténtica es una contradicción”, “Si la magia desaparece al saberse la verdad, es que no había magia”).
También el 4x11, “Congelados”, donde House trata a una doctora, via video-conferencia, que está aislada en una base de la Antártida, actriz invitada Mira Sorvino.

Pero me quedo con el 4x15, “La cabeza de House”. El autobús en el que va House sufre un terrible accidente y House recibe un golpe en la cabeza que le impide recordar las últimas horas. Lo que sí recuerda es que a bordo había alguien enfermo, y de que recupere la memoria depende que esa persona viva o muera. He escogido capítulo porque por primera vez nos metemos en la mente de House (figurada y literalmente) y descubrimos cómo es su proceso de razonamiento.

La extraña pareja
5ª temporada: 5x04. Marcas de nacimiento

Aunque hay otros capítulos muy buenos, como el 5x09, “Último recurso”, donde un paciente retiene a punta de pistola a House, Trece y a varios pacientes en el despacho de Cuddy para obligar a House a que lo trate, ya que ningún médico ha sabido diagnosticar su enfermedad (actor invitado Zeljko Ivanek), o el 5x20, “Una sencilla explicación”, donde Kutner se suicida, y como nadie lo vio venir House llega a la conclusión de que fue asesinado y se obsesiona con resolver el caso, hasta que Wilson le hace entrar en razón y le obliga a dejarlo estar, elijo el 5x04, “Marcas de nacimiento”, no por el caso en sí, sino por la parte que atañe a House.

El padre de House muere y él se niega a ir al funeral. Entonces alguien lo droga y al despertar se encuentra en el asiento del co-piloto de un coche, conducido por Wilson, que lo lleval funeral. Wilson dejó de ser amigo suyo tras lo de Amber, y le dice que no hace esto por él sino por su madre, pero House sonríe porque está con su amigo. Durante el trayecto le hace un montón de putadas para no llegar al funeral, y descubrimos cómo se conocieron y cómo se hicieron amigos. Y al final del capítulo vuelven a serlo y Wilson se queda en el hospital.

6ª temporada: 6x22. Ayúdeme

Mis capítulos favoritos son: el 6x01 y el 6x02, “Roto”, un doble capítulo con House en el psiquiátrico que recuerda mucho a “Alguien voló sobre el nido del cuco”. El 6x04, “El tirano”, donde el equipo de House trata al dictador de un país africano, fantásticamente interpretado por James Earl Jones. El 6x10, “Wilson”, capítulo protagonizado enteramente por Wilson. El 6x14, “De 5 a 9”, protagonizado por Cuddy. Y el 6x17, “Clausura”, donde de bebé el hospital. Mientras lo buscan, House se queda encerrado con un paciente moribundo cuyo caso rechazó; Taub y Foreman se quedan encerrados en los archivos, se ponen ciegos de Vicodina para saber lo que siente House y se ponen a curiosear en las fichas de sus compañeros; Chase se queda encerrado con Cameron, que ha venido a traerle los papeles del divorcio y Wilson se queda encerrado en la cafetería con Trece, y como no saben de qué hablar, se ponen a jugar a verdad o prenda.

Pero con el que me quedo es con el 6x22, “Ayúdeme”, solo por el hecho de que House toca fondo y reconoce que es un miserable. Una grúa cae sobre un edificio, derribándolo y una mujer queda atrapada, con unas vigas sobre una de sus piernas. No pueden retirar las vigas sin arriesgarse a un nuevo derrumbe, así que optan por la amputación, pero ella se niega. Cuddy trata de convencerla, pero entonces House se pone de su parte, porque se identifica con ella. Cuddy le dice que es un egoísta y un amargado y que ha apartado a todo el mundo de su lado y que está solo, y que por una vez haga lo correcto. Sorprendentemente, House cambia de opinión y recomienda a la mujer que se deje amputar la pierna, le habla de su caso, que no dejó que le amputaran la pierna y que ahora le duele mucho todos los días y que es un amargado y está solo. Le dice que ella tiene gente que la quiere, que no sea como él y que solo es una pierna. Ella accede, pero al final acaba muriendo y esto afecta tanto a House que se va a su casa a meterse una sobredosis de Vicodina. Pero antes de que lo haga aparece Cuddy y se lo impide.

Pobres niños
7ª temporada: 7x13. Dos historias

Capítulos favoritos: el 7x03, “No escrito”, donde House trata a una autora de novelas juveniles protagonizadas por un detective adolescente, de las cuales House es fan. El 7x07, “Una viruela en casa”, el título lo dice todo, aunque al final resulta ser otra enfermedad. El 7x12, “Inolvidable”, donde la paciente es una camarera que recuerda cada instante de su vida como si acabara de ocurrir. El 7x15, “Bombazos”, donde la paciente es Cuddy y ésta tiene unos sueños con House protagonizando escenas de distintos géneros cinematográficos: una sitcom con sus risas enlatadas, una de zombies (atención al bastón-hacha), un western y hasta un musical. Y el 7x18, “La excavación”, en el que vuelve Trece (¡la putilla ha vuelto!).

Pero con el que me quedo es el 7x13, “Dos historias”, un capítulo muy divertido donde el caso semanal es lo de menos y tiene la peculiaridad de que empieza por casi el final y va contándose hacia atrás, un flashback dentro de otro flashback dentro de otro.

En un colegio suena la campana que indica el final del recreo y un niño y una niña están a punto de besarse cuando la profesora los pilla y los envía al despacho de la directora, y allí fuera, esperando, está House. Los niños quieren saber lo que hizo y él se lo cuenta, a cambio de que le digan lo que hicieron ellos. Resulta que en el colegio era el Día de las Carreras y House estaba contándoles a la clase cómo es un día en su trabajo, y así pasa a hablarles del caso de la semana. De paso menciona que su novia está enfadada con él, cosa que para House no es importante, pero para la clase sí, así que tiene que contarles el motivo de que Cuddy esté enfadada, y todo esto culmina con House explicándoles a los dos niños lo que lo llevó a estar frente a una clase haciéndose pasar por otra persona.

¿Quieres morir? Espera, que te ayudo
8ª temporada: 8x21. Aferrarse

De esta temporada me encanta ver a House entre rejas en el 8x01, “Veinte Vicodinas”. No sé cómo se las arregla para encontrarse con alguno de sus complicados casos que solo él puede resolver. También el 8x11, “Nadie tiene la culpa”, donde Chase es apuñalado por un paciente y debido a un fallo en la operación pierde la sensibilidad en las piernas y tiene que aprender a caminar de nuevo, y todo el equipo de House, incluido él, tiene que pasar por un comité de revisión, para descubrir quién tuvo la culpa. Me gusta mucho eso que dice House de que a veces las cosas malas pasan. Otro muy bueno es el siguiente, el 8x12, “Chase”, en el que Chase se replantea si seguir o no en el equipo de House. Además lleva él solo el caso de una joven monja con dudas, y el tío acaba tirándosela. ¡Chócala!

Pero de todos, me quedo con el 8x21, “Aferrarse”, uno de los capítulos más duros, por eso del cáncer de Wilson, algo que, por cierto, jamás se me pasó por la cabeza.
El cáncer de Wilson está muy extendido y no se puede hacer nada. Wilson se niega a seguir con la quimio, con lo que le quedarán cinco meses de vida. House no puede permitir que su amigo se suicide y trata de convencerlo de todas las formas posibles, ya que no sabe lo que hará sin él en su vida. Al final Wilson acepta darse la quimio, pero entonces de da cuenta de que ha sido manipulado por House y tienen una bronca monumental. Wilson se derrumba y se echa a llorar. Le dice a House que lo necesita a su lado, que necesita que lo apoye en un momento tan difícil, pero House le dice que no, que no lo hará si no lucha. Al regresar al hospital le informan que su paciente ha intentado suicidarse, y entonces pierde los papeles e intenta estrangularlo. Después de esto recapacita y acepta la decisión de Wilson y hace las paces con él. Ambos empiezan a hacer planes para esos cinco meses, pero entonces le revocan la condicional a House por haber tirado por el retrete unas entradas que Foreman le dio, lo que destrozó las cañerías de todo el hospital así como la máquina de resonancia (esto, amigos, es lo que se llama un acto vandálico) y deberá pasar los siguientes seis meses en prisión. Para cuando salga, Wilson ya habrá muerto...

lunes, 10 de diciembre de 2012

Depravado




Cuando Ray recibió el tercer sobre anónimo en un mes, supo con toda seguridad lo que ya llevaba un tiempo sospechando: que uno de sus vecinos (si no todos) había descubierto su sucio secreto y no estaba dispuesto a seguir tolerando su presencia entre ellos. Aunque no necesitó los tres avisos para percatarse. Antes de recibir el primero, un sobre con su dirección claramente escrita, sin remitente y en cuyo interior había tan solo una hoja en blanco, se fijó en que algunas personas le dedicaban extrañas miradas acompañadas del correspondiente ceño fruncido, o se le quedaban mirando fija o fugazmente, y a veces cuchicheaban a sus espaldas. El segundo sobre lo recibió una semana después. Esta vez no era un papel en blanco sino uno con seis simples palabras: “Lárgate mientras aún estés a tiempo”. Y la actitud de sus vecinos se había vuelto claramente hostil. Algunos dejaron de dirigirle la palabra mientras que otros se negaron a atenderle en sus establecimientos.
Bueno, pensó Ray, puede que hayan descubierto que he estado en la cárcel y no lo otro. Pero si saben que he estado en la cárcel, por fuerza deben saber lo otro, ¿no?
Con el tercer sobre tuvo la confirmación. En su interior había un recorte de periódico. Era el artículo que escribieron cuando lo capturaron. “Atrapado el Hombre del Saco, un pederasta que violó y asesinó a ocho recién nacidos”. Así lo llamaron, porque se colaba por la noche en las casas donde había bebés, abusaba de ellos y los mataba (pero no a todos), sin que los padres se enteraran de nada. El Hombre del Saco. A Ray le gustó ese apodo y se rió la primera vez que lo leyó en la prensa. Durante todo el tiempo que le duró la diversión le sorprendió que la gente se indignara y se cabreara tanto por lo que había hecho (cuando lo llevaron detenido hubo muchos padres que quisieron agredirlo y tuvieron que escoltarlo hasta ponerlo a salvo).
Para Ray los bebés no eran personas. Solo eran cosas que chillaban, lloraban y se hacían sus cosas encimas, y Ray los veía como instrumentos destinados para satisfacerlo, igual que algunas personas recurrían a muñecas hinchables o consoladores. Cuando lo dijo en el juicio causó todo un revuelo y algunos padres saltaron por encima de sus asientos con la intención de agredirlo, y tuvieron que sacarlo de la sala.

La pasión de Ray por los bebés surgió tras ver una película. En una escena, una mujer embarazada daba a luz y el hombre que la atendía en el parto, que iba enmascarado, cogía al bebé, le daba un cachete en el culo, y luego se lo follaba delante de la madre. No fue esto lo que lo trastornó (bueno, un poco sí). Lo que hizo de él un depravado fue ver la reacción de la madre. En vez de ponerse a chillar o a llorar o tirarse de los pelos, la muy enferma sonreía, como si la pusiera cachonda que estuvieran violando a su hijo recién nacido delante de ella. Como si se hubiera quedado embarazada a propósito con ese objetivo en mente.
Esto afectó tanto a Ray que tuvo una fuerte erección y a partir de ese día empezó a ver una y otra vez la película, masturbándose cuando llegaba a esa escena y con otras similares. Cuando no estaba viéndola se encontraba pensando en bebés y soñó un par de veces que era él el enmascarado. En estas ocasiones se despertó descubriendo que había eyaculado dormido.
El siguiente paso lógico para Ray fue hacer realidad su fantasía, y un día que se cruzó con una mujer que paseaba a su bebé en un cochecito empezó a seguirla desde una distancia segura, hasta que descubrió dónde vivía. La siguió durante varios días para hacerse una idea de su rutina, cuál era la habitación del bebé, cuándo acostaba al crío, cuándo se levantaba a darle el biberón… Así que una noche decidió hacerlo. Se quedó fuera esperando hasta que la mujer apagó las luces, esperó a que se durmiera y se coló en la habitación del bebé tras forzar la puerta principal (sabía que no tenía alarma porque unas noches antes había roto un cristal de la ventana para comprobarlo). Entró sigilosamente en la habitación y contempló al bebé, que dormía plácidamente. Enseguida se le puso dura. Vio que había un interfono sobre la mesilla de noche y lo apagó, no fuera que el crío empezara a llorar y la madre se despertara. Cogió al bebé de la cuna con delicadeza, tratando de que no se despertara, se tumbó en el suelo, se sacó el miembro, le abrió la boca y se lo metió hasta el fondo de la garganta. El bebé se despertó y empezó a llorar y a revolverse y a ahogarse, e incluso vomitó, pero todo esto no hizo más que poner a Ray todavía más cachondo, y retuvo la pequeña cabecita contra su vientre hasta que llegó al orgasmo, y cuando descargó y apartó al bebé, descubrió que ya no respiraba. Ray se asustó, dejó al crío de nuevo en su cuna y salió corriendo de la casa, sin importarle si despertaba a la madre. Durante toda la semana siguiente tuvo tal ataque de nervios que no fue capaz de dormir ni de comer, pero cuando vio que la policía no acababa de presentarse en su casa llegó a la conclusión de que no corría peligro y respiró aliviado. Claro, Ray no estaba fichado, así que la policía no tenía con qué comparar el ADN del semen dejado en la boca del bebé. Así que siguió haciéndolo, utilizando el mismo modus operandi. Seguía a la madre varios días, se colaba en la casa, violaba al bebé y luego se iba sin que los padres se dieran cuenta. Ray no hacía distinción, todo le valía. Le daba igual niño que niña. Los violaba vaginal y analmente o los sometía a una garganta profunda, y la mayoría de los bebés no sobrevivían a la experiencia, bien a causa de la hemorragia resultante o por ahogamiento. Otras veces les rompía el cuello. Pero hubo un par de ellos que dejó vivir porque le hizo gracia imaginar las caras que pondrían los padres al entrar en la habitación de su hijo y verle la cara cubierta de semen.
Pero al final se confío demasiado y acabaron pillándole. Siguió a una mujer que paseaba a su bebé todos los días, que resultó ser una policía y el bebé era en realidad un muñeco, y cuando entró en su habitación y lo descubrió, se le echaron encima y se acabó lo que se daba. Lo condenaron a 15 años pero lo dejaron libre a los 7 por buen comportamiento, aunque tuve que llevar obligatoriamente una tobillera electrónica para saber dónde estaba en cada momento. La cárcel fue un infierno para él, porque todo aquello que les hizo a los bebés se lo hicieron a él un día sí y el otro también, así como sus buenas palizas. Aquello le quitó las ganas de volver a hacerlo, pero aún así siguió masturbándose pensando en los bebés. A Ray tuvieron que trasladarlo un par de veces de pueblo porque sus vecinos acabaron enterándose de lo que había hecho y llegaron a darle más de una paliza. Creyó que la tercera sería la definitiva, pero al parecer su pasado lo seguía como una sombra.
Rememorar lo que había hecho excitó a Ray y aquella noche se dispuso a ver por enésima vez su película preferida, pero cuando empezaba a ponerse a tono escuchó un crujido y un correteo de patitas procedente del techo.
Jodidas ratas, pensó Ray. No era la primera vez que las oía corretear en el espacio que había entre el techo del primer piso y el suelo del segundo, a veces con tanta fuerza que lo despertaban en plena noche, y menudo sentía que estaba viviendo en la casa de Regan, la niña del Exorcista. Había tratado de encontrar el agujero por el que se hubieran podido colar, pero no halló ninguno, como si se hubieran materializado allí dentro por obra y gracia de Dios.
Miró al techo, esperando que se volviera a repetir el ruido, pero no lo hizo y Ray se concentró en la película.
Dos minutos después se produjo un golpe seco en la pared tras él. Las paredes del salón estaban hechas de viejas tablas de madera que las termitas habían sembrado de pequeños agujeritos. Un golpe bien dado podría hacer un agujero de dimensiones considerables, pero no una rata corriente. Lo que había producido ese golpe era más grande que una rata. Puede que un gato o un perro pequeño. ¿Pero cómo se habría colado allí?
El golpe volvió a producirse seguido de una especie de chillido, un “gaa-gaa” agudo. Ray se levantó y se acercó a la pared. Si sabía algo sobre ratas es que no pasaban del “iiiii”. Aquello no podía ser una rata. La que había tras la pared volvió a golpearla, dos o tres veces seguidas, emitiendo su “gaa-gaa”. Al mismo tiempo Ray escuchó el corretear de unas patitas por el techo. Golpeó la pared con el puño para espantar lo que hubiera detrás.
–¡Eh, ya vale!
Se hizo el silencio durante unos segundos y entonces los golpes se volvieron más insistentes, hasta que un gran trozo de madera se desprendió y algo salió al exterior. Ray se sobresaltó y retrocedió inconscientemente unos pasos.
–¿Pero qué…?– Ray no acababa de creerse lo que veían sus ojos. Era un bebé. Pero no se parecía en nada a los que salían en los anuncios de la tele. Su piel era grisácea, estaba cubierto de polvo y serrín y tenía sangre seca y babas alrededor de la boca. ¿Pero cómo pudo haberse colado ahí dentro? ¿Y durante cuánto tiempo?
–Gaa-gaa–el bebé empezó a gatear hacia él.
–Eh, amiguito–Ray lo cogió en brazos y varias cosas ocurrieron al mismo tiempo. Primero sintió que estaba frío, luego no le notó pulso alguno, un segundo después el olor a carne descompuesta que emanaba golpeó a Ray en la nariz y mientras los engranajes de su cerebro lo conducían a la única conclusión posible, o sea, que el bebé estaba muerto, pero a la vez vivo (vamos, lo que viene a ser un jodido bebé zombi), el bebé le mordió en la mano con unos dientes torcidos y afilados como cuchillos (pero si los bebés no tienen dientes, pensó Ray mientras sentía cómo le arrancaba un pellejo de piel del dorso de la mano) y le arañó la cara con sus pequeños dedos provistos de diminutas y afiladas uñas.
–¡Coño!–Ray arrojó al bebé sobre el sofá y se llevó la mano a la cara. Los dedos estaban manchados de sangre y la herida de la mano no tenía buen aspecto.
–Gaa-gaa–el bebé se cayó del sofá al suelo con un golpe sordo que le habría desnucado si hubiera estado vivo, pero se dio la vuelta y gateó hacia Ray como si nada.
Entonces una parte del techo se vino abajo y al menos seis bebés zombis cayeron al salón, con sus espeluznantes “gaa-gaas”. Los bebés zombis empezaron a gatear hacia él y al mismo tiempo sintió que el primer bebé, el que había atravesado la pared, se le enganchaba alrededor del pie y le mordía bajo el gemelo. Ray gritó de dolor y de una patada lanzó al bebé por el aire. Ray apoyó el pie y sintió tal descarga de dolor que la pierna le falló y cayó al suelo. Se observó la pierna y vio que le faltaba un buen trozo de carne. Le dieron arcadas al ver asomarse los restos del tendón desgarrado. Así no podría apoyar el pie. Ray vio que los tenía casi encima y trató de buscar algo con lo que defenderse, pero el trastero donde guardaba las escobas estaba al otro lado del salón y no le daría tiempo llegar hasta él si tenía que hacerlo arrastrándose. Cogió el jarrón con flores amarillas que había sobre la mesa al lado del sofá y se lo arrojó, pero no sirvió de nada, los bebés siguieron avanzando hacia él.
–¡Por favor, parad, parad!–exclamó, haciendo gestos con las manos para que se detuvieran. Los bebés lo hicieron y lo miraron ladeando la cabeza–Sois vosotros, ¿verdad? Sí, os reconozco a algunos. Lo siento, por favor, lo siento mucho. Yo no quería haceros daño, no pude evitarlo. Estaba enfermo, no sabía lo que hacía. No he vuelto a tocar a un niño desde entonces. Por favor, no me hagáis daño. No quiero morir.
Los bebés se miraron entre sí y empezaron a intercambiarse sus “gaa-gaas”, como si estuvieran manteniendo una conversación de lo más normal. Luego se volvieron hacia Ray y reemprendieron su gateo. Ray se echó a llorar y se meó encima. Empezó a gritar cuando comenzaron a morderle, y solo se calló cuando le desgarraron la garganta con sus pequeños dientes.

lunes, 3 de diciembre de 2012

La Torre Oscura I: El Pistolero, de Stephen King


La Torre Oscura es la obra magna de Stephen King, una serie formada por siete libros que tardó 30 años en finalizar, pero no es una simple serie, ya que muchos libros suyos están relacionados con esta saga, así que puede decirse que “La Torre Oscura” es la propia Torre Oscura de sai King.
La Torre Oscura es una mezcla de western y fantasía que transcurre en un mundo que tiene algunas cosas en común con el nuestro (algunas canciones de los Beatlea, gasolineras largo tiempo abandonadas, etc) pero muy diferente en otras.
La Torre Oscura es el centro de todos los mundos, realidades y dimensiones, el nexo que los mantiene en pie, y Roland es un pistolero que va en su busca. Los pistoleros son como caballeros andantes, los encargados de mantener el orden y hacer cumplir la ley. Pero eso era antes de que “el mundo se moviera”. Roland es el último de su clase. En este primer libro no sabemos por qué busca la Torre Oscura, solo sabemos que es así, y cuando lo conocemos está persiguiendo al hombre de negro, un hechicero, su enemigo, a través de un inmenso desierto, quién sabe por cuánto tiempo, porque solo él puede decirle cómo llegar hasta la Torre. En su persecución se topará con Jake Chambers, un chico de nuestro mundo, que no sabe cómo ha llegado al mundo de Roland, y que lo acompañará durante un buen trecho.

Este libro es una versión reducida del primer libro, que King sacó tras acabar la saga, ya que tenía varios errores y contradicciones con el resto de libros que la componen, sobretodo nombre de personas y lugares. King corrige eso y añade nuevas escenas que mejoran mucho la historia, y así el libro tiene más sentido que el original. Si tengo que que escoger, me quedó con este, porque hace referencia a cosas que vendrán después y la historia fluye mejor.

Lo primero que leí de la Torre fue “Corazones en la Atlántida”, y no me enteré de nada. Así que me leí la serie desde el principio (entonces aún iba por el 4º volumen), y me quedo corto si digo que me enganchó y fascinó como pocas series habían hecho hasta entonces. Cuando terminó la serie volví a leérmela y esta 2ª vez me gustó aún más, porque pude apreciar los detalles a otro nivel y fijarme en los errores que la 1ª vez pasé por alto. Y ahora no he podido resistirme a una 3ª vez, al descubrir lo de este desafío, porque no es lo mismo leértela tú solo que hacer una lectura conjunta con otros colegas kateteros.

Esta es la 2ª vez que me leo esta versión corregida del primer volumen, y lo he disfrutado tanto como la vez anterior. ¡No puedo esperar a que llegue el momento de comenzar con el segundo libro!
Como despedida, algunas frases memorables:

El Hombre de Negro huía a través del desierto y el pistolero iba en pos de él.

-Vida para su cosecha
-Vida para la suya

-Largos días y gratas noches
-Y que tú veas el doble

-Si a bien tiene

-He olvidado el rostro de mi padre, cuyas pistolas espero llevar algún día.

-Váyase, pues, existen otros mundos aparte de éstos.