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martes, 30 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 10

10. Israel

Charles Xavier iba en un destartalado autobús que lo llevaba a Haifa (Israel). Allí Daniel Shomron dirigía un centro para judíos con problemas mentales y físicos a raíz del Holocausto, y Charles iba allí para echarle una mano.
Conoció a Daniel en un campamento M.A.S.H., mientras se recuperaba de sus heridas de guerra. Aunque en realidad sus heridas no fueron causadas por la propia guerra, sino por su hermanastro, Caín.
El padre de Charles era científico molecular. Un día hubo un accidente en su laboratorio y murió. Su socio, Kurt Marko, se casó con su madre, pero no por amor, sino por su inmensa fortuna. Kurt pagaba sus frustraciones con su hijo Caín y este con Charles, al que odiaba profundamente por ser más inteligente que él. Además no contribuyó a su relación que Kurt se llevara muy bien con Charles ni que Caín descubriera en varias ocasiones a Charles entrando en su mente. Aquello aumentó más el odio que sentía por él.
Cuando Charles fue reclutado para la guerra, ambos coincidieron en la misma unidad. Una noche, Caín desertó y Charles lo siguió hasta una cueva. Salvo que no era una cueva, sino uno de los nueve Templos de Cyttorak. El Templo albergaba grandes tesoros, pero Caín se fijó en una enorme gema que había sobre un pedestal. Cuando la tocó, la gema cambió su cuerpo, otorgándole una fuerza descomunal y convirtiéndolo en un ser incapaz de ser detenido. El Templo empezó a derrumbarse, sepultándolo. Xavier consiguió salir, malherido, creyendo que su hermanastro había muerto.
En cierto modo fue así. Porque aquel día, nació Juggernaut.
Desde entonces su hermanastro usó sus nuevos poderes para intentar acabar con él. Charles lo sentía mucho, porque siempre quiso que se llevaran bien, y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. Bueno, sí, podía obligarle a que dejara de odiarle, pero Charles no quería hacerlo. No le gustaba manipular a la gente si no era estrictamente necesario, y con Caín no pensaba hacerlo. Aquel cambio tendría que provenir de él. Quizás algún día acabarían por llevarse bien.


Charles se bajó en la parada y tardó unos diez minutos en llegar caminando al hospital. Este era un edificio bastante deteriorado. Tenía muchas grietas y la pintura blanca había desaparecido casi por completo. Parecía que le hubiera caído una bomba encima.
Charles entró y paró a una enfermera que pasó por su lado.
-Disculpe, ¿dónde puedo encontrar al doctor Shomron?
-Está en su despacho, al final de este pasillo.
-Muchas gracias.
Se encaminó al despacho de su amigo y entonces escuchó que lo llamaban por megafonía. Iba a llamar a la puerta cuando esta se abrió de golpe y se encontró de frente con Daniel. Su amigo lo miró, sorprendido.
-¿Charles?¿Charles Xavier?
-Hola, Daniel.
Los dos se abrazaron efusivamente.
-Me gustaría pararme a charlar, pero tengo que ir a la enfermería urgentemente. Ven, acompáñame.
-¿Qué ocurre?
-Aún no lo sé, pero mucho me temo que se trate de nuevo de Isaac. Es un niño de 13 años que estuvo en Auschwitz seis meses. Cada vez que alguno de nosotros se acerca a él, se vuelve como loco y empieza a patalear y a chillar. Lleva aquí tres años y aún no sé cómo ayudarle.
Entraron en la enfermería y efectivamente Isaac estaba dificultando la labor de las enfermeras. Había tres tratando de calmarle y otra intentando pincharle con una aguja. El niño gritaba y se revolvía, impidiendo que se acercaran a él.
-Son los uniformes-dijo Charles.
-¿Qué?-preguntó Daniel.
-Los que le torturaron en Auschwitz llevaban batas blancas y uniformes de enfermera. Por eso se vuelve loco cada vez que alguien se le acerca vestido de esa manera.
-Está bien-dijo Daniel dirigiéndose a las enfermeras-Déjennos solos, por favor. Hay más pacientes que necesitan de sus cuidados. Nosotros nos ocuparemos de Isaac. Gracias.
Cuando se fueron, Daniel se quitó la bata y la arrojó al suelo. Al instante Isaac pareció relajarse y empezó a respirar con normalidad.
Daniel se volvió hacia Charles, sonriendo, sin acabar de creérselo.
-Es increíble. Has hecho más en este minuto que nosotros en tres años. ¿No te interesaría trabajar aquí, verdad?
-Lo cierto es que vine por eso.
-Me alegro mucho de que me digas eso, Charles, pero tienes que saber que no puedo pagarte. Este hospital subsiste a duras penas. Todos los que trabajamos aquí somos voluntarios. Lo único que he conseguido del gobierno israelí son las medicinas y sábanas limpias.
-Sabes que el dinero no me importa, Daniel. He venido a ayudar.
Con la inmensa fortuna que heredó de su madre, podía trabajar gratis el resto de su vida.
-Entonces te doy la bienvenida-dijo Daniel estrechándole la mano-Quizás con tu don puedas ayudar a los pacientes que nosotros no hemos podido.
-Espero que así sea, Daniel.

El pasaje, de Justin Cronin

Cuando el libro salió hace un par de años no le hice mucho caso, a pesar de su éxito. Luego al autor lo entrevistaron en un programa americano y Stephen King entró vía teléfono en directo para decir que le encantaba el libro (no hay mejor publicidad que esa). Esto despertó mi interés, pero no lo encontré por ninguna parte, así que decidí esperar a qe saliera en bolsillo. Luego el año pasado leí una reseña positiva en el blog de un amigo y eso me convenció aún más de leerlo. Quise hacerlo entonces, pero estaba apuntado a varios desafíos literarios y tuve que posponerlo, y finalmente lo logré este año. Debo decir que la espera ha merecido la pena. El estilo del autor es muy meno y en algunos momentos desenfadado, muy absorbente, y sus mil y pico páginas se leen como su fueran la mitad.

Esta es una novela postapocalíptica de vampiros, aunque este término casi no se utiliza, y el primero de una trilogía. Todo empieza con el descubrimiento de un virus en plena selva que parece curar cualquier enfermedad. Ese virus es, obviamente, el del vampirismo, y el Ejército pretende utilizarlo para crear unos supersoldados que puedan entrar allí donde los soldados normales no, y se lo inoculan a doce sujetos, todos ellos reclusos condenados a muerte. Y al final pasa lo que asa, que los Doce se escapan, extienden el virus y el mundo se va al carajo (hay que ser tonto para creer que podrían tenerlos bajo control). La única esperanza de la humanidad reside en una niña de 6 años, Amy, a la que también inocularon el virus, pero que debido a algo relacionado con el timo (en los adultos es muy pequeño, en los niños es grande), posee los mismos poderes que estos virales pero ninguna desus debilidades.

En esta primera parte el autor se toma su tiempo para introducirnos en la historia y presentarnos a los principales personajes, unas 300 y pico páginas. Tiene un desarrollo lento y se centra mucho en los detalles, y personalmente es mi parte favorita. Después la novela da un salto de 100 años y esto te descoloca bastante, porque la historia queda interrumpida y te quedas con la intriga de saber lo que ha pasado desde el comienzo de la epidemia hasta ahora, qué ha sido de Amy y los Doce, etc.
aquí los vampiros o virales se han extendido por todo el mundo y los poco supervivientes viven aislados en una colonica, provista de altos muros y alambrada, potentes focos que permanecen encendidos toda la noche para mantener a los virales alejados, y guardias armados. Se nos presenta un nuevo grupo de personajes con sus respectivas situaciones y tramas, que ocupan bastantes páginas, antes de que Amy vuelva a entrar en escena. En la colonia empiezan a pasar cosas raras y los ánimos pronto se caldean, así que antes de que la cosa vaya a más, nuestro pequeño grupo de protagonistas se van con Amy rumbo a Colorado, pues es posible que allí esté la solución contra el asunto de los virales. Y por el camino, claro, les pasan cosas.

Como he dicho antes, el libro es genial y sus vampiros nada tienen que ver con esos emos pálidos, brillantes y cursis. Son auténticas bestias brutales y despiadadas que solo ven a los humanos como su alimento y con los que es imposible razonar (te miran, ladean la cabeza y se avalanzan sobre ti) Estos sí son vampiros guays.
Pese a ello hay un par de veces que el autor incurre en unos claros Deus ex-Machina, pero bueno, se le puede perdonar.
Este año, por septiembre o así, sale el segundo libro, Los Doce, y ya le tengo ganas, ya que el presente libro tiene un final muy abierto y te deja el corazón en un puño. Al menos solo ocupa la mitad.

lunes, 29 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 9


9. La carta

-Señor Xavier-dijo Amelia Vought, su enfermera, entrando en su habitación-Ha recibido una carta.
-Gracias, Amelia.
Llevaba un mes en el hospital y era la primera vez que alguien le escribía. Se preguntó de quién sería.
Cuando leyó el remite se quedó de piedra. Era de Gabrielle.
Xavier no se lo podía creer. Aquel era el primer contacto que tenían desde que rompieron, hacía 15 años, y Xavier se apresuró a abrir le sobre.


"Querido Charles, sé que te habrá sorprendido recibir esta carta; a mí también me sorprendió escribirla. Después de todo, 15 años son muchos años.
Cuando me enteré de lo que te había pasado pensé en ir a verte, pero tal y como lo dejamos aquel lejano día, supuse que sería buena idea.
Lamento cómo me porté contigo, Charles, y espero que puedas perdonarme. No sé cómo pude pensar que habías usado tus poderes para obligarme a quererte. Tú eres una buena persona y sé que jamás habrías hecho algo así. Ahora lo sé y créeme cuando digo que lo siento.
No hace mucho vi a Eric. Lo noté muy cambiado. Claro que después de 15 años todos hemos cambiado, en mayor o menor medida. Lo de Israel nos cambió.
Me he casado y tengo un hijo. He rehecho mi vida y espero que tú hayas hecho lo mismo. Te deseo lo mejor, y espero que algún día pueda volver a verte caminar.

Con mis mejores deseos, tu amiga que no te olvida, Gabrielle"


Después de leer la carta, Xavier pensó con cariño en ella, recordando cómo se habían conocido...

viernes, 26 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 8


8. Sudamérica

-Háblame de Sudamérica-dijo Xavier un día.
Magneto se puso tenso. Xavier lo notó en su voz y también en su mente.
-¿Qué te hace pensar que he estado en Sudamérica?
-Hace cinco años impedí que un hombre se suicidara. Estaba sufriendo una fuerte depresión. Su mujer le había dejado y lo habían despedido, y ya no quería seguir viviendo.
-¿Qué tiene esto que ver con...
-Espera. Fuimos a un bar y tras un par de cervezas se le soltó la lengua. Allí me contó una historia de lo más curiosa. Siete años atrás formó parte de una organización secreta constituida por judíos que viajaban por todo el mundo buscando nazis fugitivos para llevarlos ante la justicia. Hasta la fecha habían encontrado a cuatro. Uno en España, otro en Irlanda y dos en Australia. Pero nada comparado con Sudamérica. En las Antípodas encontraron nada menos que a diez. Diez nazis viviendo como simples civiles. Dos altos mandos de Hitler, un ayudante del propio doctor Menguele y el resto ex-soldados rasos.
Magneto lo miraba con gran seriedad.
-Aquella sería la captura más importante de la historia del grupo. Tendrían que planearlo todo al milímetro. Nada podía salir mal.
Pero salió, pensó Magneto.
-La tarea de mi amigo el suicida era controlar los movimientos de los nazis, no perderlos de vista. Una noche siguió a uno de los nazis hasta un descampado, y escondido entre los arbustos presenció algo que aún años después le provocaba pesadillas.
Magneto sonrió con amargura. Sabía muy bien lo que iba a decirle.
-Los nazis formaban un círculo alrededor de un hombre, armados con pistolas y ametralladoras. Mi amigo conocía a ese hombre. Llevaba en el grupo dos años y tenía unas opiniones más radicales que las de los demás. Creía que no debían entregar a los nazis a las autoridades, sino encargarse ellos mismos de ejecutarlos por el daño que habían causado a los suyos. Era algo radical, sí, pero a mi amigo le caía bien. Mi amigo quiso hacer algo para ayudarle, pero estaba demasiado asustado para reaccionar. Y se quedó allí, observando.
Y entonces ocurrió. Los nazis vaciaron sus cargadores sobre aquel hombre y de pronto se detuvieron y empezaron a hablar entre ellos, asustados, porque las balas permanecían inmóviles en el aire. El hombre que debería haber muerto acribillado estaba de pie en el centro, con los brazos extendidos. Entonces todas las balas giraron simultáneamente e impactaron en las piernas de los nazis. Solamente en las piernas. Los nazis gritaban de dolor y se arrastraban por el suelo, pues ninguno había muerto. A uno de ellos le explotó literalmente la cabeza y de entre los sesos surgió una placa metálica que flotó en el aire unos instantes y luego cayó al suelo. Una pistola flotó hasta la mano de aquel hombre. Se agachó junto a uno de ellos, puso el cañón en la garganta del nazi y disparó. El nazi no murió inmediatamente, pero la sangre empezó a manar y este empezó a ahogarse. A otro le disparó en el estómago y tardó diez minutos en morir. A uno de los altos mandos de Hitler le disparó en los ojos. Tras alargar su agonía durante más de veinte minutos, las armas apuntaron a sus cabezas y se las volaron. El hombre se quedó observando los cadáveres, escupió en cada uno y se marchó. Después de eso mi amigo vomitó y se desmayó.
-El bueno de Ben-dijo Magneto finalmente-Nunca tuvo estómago para esas cosas.
-Tú eras ese hombre.
-No lamento lo que hice. Si pudiera retroceder en el tiempo hasta ese momento, volvería a hacerlo.
-Magnus-se lamentó Xavier-¿Por qué? Eran nazis, sí, pero esa masacre...
-Ellos mataron a Isabelle, Charles, se lo merecían...
-¿Isabelle?
-Jamás pensé que volvería a enamorarme después de perder a Magda, pero conocí a Isabelle y fue como si aquel agujero que había sentido en mi alma hasta entonces se hubiera cerrado. Ella también formaba parte del grupo y compartíamos las mismas ideas. Cuando la mataron me volví loco y quise hacérselo pagar. Y lo pagaron-dijo Magneto con rotundo odio-Después de eso abandoné el grupo.
-Y nació Magneto.
-Magneto ya existía, pero estaba aletargado. No había razón para que no despertara.
-Lamento mucho lo de Isabelle, Magnus, pero lo que hiciste... no puedo aprobarlo. Va en contra de mis principios. Es precisamente contra lo que lucho, mutantes que usan sus poderes contra los homo sapiens.
-No eran humanos, Charles, eran nazis. Monstruos.
Los dos se miraron a los ojos. Charles suspiró.
-Volvemos al tema de siempre-dijo Xavier.
-Si hubieras estado en mi lugar, ¿qué hubieras hecho? Dímelo, Charles, ¿qué hubieras hecho?
Xavier meneó la cabeza.
-Prefiero no pensarlo.
-Yo te lo diré: hubieras hecho lo mismo. Exactamente lo mismo.
-Es por cosas como esta por lo que nos odian. Y tú no haces más que fomentar ese odio. Tú y los que son como tú.
-Cálmate, Charles, te estás irritando, y ya sabes lo que pasa cuando eso sucede. Será mejor que me vaya. Ya volveré cuando estés más tranquilo.
-Sí, será lo mejor.
-Adiós, Charles.
El Vacío, pensó Xavier de pronto. Magneto quería ir al Vacío, pero, ¿por qué?
¿A quién quería ver?

Glee. 2ª temporada

Sí, voy bastante retrasado con esta serie (ya va por la 4ª temporada) y yo aún voy ahora por la 2ª) pero es que, aunque los números musicales molan, tiene mucho de rollo culebrón y algunos momentos que me resultan incómodos de ver, como los abusones del equipo de fútbol metiéndose con los pringaos del Glee Club (y con los que no son pringaos); yo también tuve que aguantar a algunos y por eso me hierve la sangre cuando los veo actuar. Todo esto hizo que retrasara el visionado de esta temporada, hasta que al final me obligué a verla para seguir adelante. Al menos, me dije, las canciones molarían.

Lo que me pareció una auténtica estupidez fue lo de Rachel y Finn. Rachel descubre que el año anterior, Finn se acostó con Santana y para vengarse se da el lote con Puck. En esto estoy de parte de Finn. Entonces no eran pareja y Rachel tenía novio, así que, ¿para qué se cabrea? No tiene ningún derecho a reclamar. Es tonta a más no poder. Aún más estúpido es lo de Finn. Rompe con ella por esta puñalada, y entonces vuelve con Quinn. ¿Pero esto qué es? ¿No puede perdonar a Rachel por besarse con Puck, pero sí a Quinn, que se quedó preñada de su amigo y le hizo creer que era suyo? No tiene sentido. Y encima en el último capítulo vuelve con Rachel. O sea, que ahora sí la ha perdonado. Vamos, una completa pérdida de tiempo.

Luego hay otras cosas igual de absurdas, como que Artie, el que va en silla de ruedas, entre en el equipo de fútbol o que se haga novio de Brittany, la animadora rubia tonta (esto no es realista). O que Rachel vuelva con Jesse, aquel novio de la temporada pasada que resultó que la estaba utilizando y al final le tiró huevos. Jesse le pide perdón y le dice que fue un idiota y ya está, perdonado. Aquí la idiota es Rachel. No hay palabras.

Una cosa que me resultó desagradable de ver fue el acoso al que David Karofsky, uno del equipo de fútbol, somete a Kurt por ser gay. Cuando Kurt le echa un par y se enfrenta a él, Karofsky coge y lo besa. Sí, Karofsy es un gay en el armario, pero está confuso y no acepta su condición, por eso, aunque Kurt le ofrece su ayuda para salir del armario, Karofsky no quiere saber nada y sigue acosándolo, y la cosa adquiere tal cariz que se ve obligado a trasladarse de centro. Aunque más adelante Karofsky se convierte en una especie de Ángel Guardián de los gays en el instituto y disminuyen las palizas, y consigue que Kurt regrese, y le pide sinceras disculpas. Esto es muy bonito y es para echarse a llorar, pero en la vida real los matones no suelen hacerse buenos chicos.

Bueno, ahora hablemos dela música. Los números musicales de esta temporada son bastante buenos. Tocan géneros muy variados y aunque a mí no me van todos los estilos, los actores le ponen ganas y lo hacen bien. Musicalmente hablando, los capítulos que más me gustaron fueron el de Rocky Horror Picture Show, el de Fleetwood Mac, el del baile del instituto, el de la semifinal para el Estatal (cantan Time after time y Valerie, genial el baile que se marcan), los capítulos en los que salen los Gorriones (coro rival muy bueno) y los de Gwyneth Paltrow, que sorprendentemente tiene muy buena voz, y el del Nacional en Nueva York. Luego hay capítulos en los que solo molan 1 o 2 canciones, pero tampoco voy a enumerarlos todos aquí. En general hay buena música y te lo pasarás bastante bien.
Ahora voy a dejar correr el tiempo antes de ver la 3ª temporada, no quiero saturarme.

jueves, 25 de abril de 2013

Viejos amigos. Capitulo 7


7. Los planes de Magneto

Magneto se acercó a la casa de la puerta azul y tocó el timbre.
Un hombre de unos cincuenta años, medio calvo y de barba poblada abrió la puerta.
-Hola, doctor Cornelius.
-¿En qué puedo ayudarle?
-Usted tiene cierta información que me gustaría que compartiera conmigo.
-¿De qué se trata?-preguntó desconcertado.
-Del Vacío.
-Lo siento, pero no sé a qué se refiere. Si me disculpa, estoy muy ocupado-empezó a cerrarle la puerta pero Magneto no le dejó. Lo empujó a un lado, entró en la casa y cerró la puerta tras él.
-¿Qué está haciendo? Si no sale de mi casa inmediatamente llamaré a la policía.
-Usted no va a llamar a nadie.
De repente Cornelius sintió un intenso dolor en el pecho y su cara se contrajo.
-¿Se encuentra bien? No tiene buen aspecto. Quizá sea su marcapasos. Sabe que no puede acercarse a los campos magnéticos, ¿verdad?
El doctor Cornelius lo miró, asombrado.
-Ya sé quién es usted. Es Eric Lensher. He leído su ficha.
-Entonces sabrá que puedo algo más que inutilizar su marcapasos.
-¿Qué quiere de mí?
-Ya se lo dije, doctor, información. Dígame la ubicación exacta del Vacío y le dejaré en paz.
-No puedo.
-Hay muy pocas personas que saben dónde se encuentra. Sólo lo saben los mutantes que están allí y los empleados que trabajan o han trabajado en sus instalaciones. Usted trabaja en El Vacío y por tanto sabe dónde está.
-No puedo decírselo, es información restringida.
Cornelius volvió a sentir otra punzada de dolor, tan fuerte que se cayó de rodillas.
-Mi paciencia tiene un límite, doctor.
-¿Por qué quiere saberlo?
-Digamos que quiero visitar a cierta persona. Dígamelo y el dolor desaparecerá.
-Está bien. Está a 120 km. de los Ángeles.
-Sea algo más preciso, doctor.
-Está en el Atlántico.
-¿En medio del Océano Atlántico?
-Sí.
Magneto se rió.
-Sorprendente.
-Ya tiene lo que quería. ¿Se marchará ahora?
-¿Cómo sé que no acudirá a la policía, o al Comité?
-¿Qué? Tiene mi palabra, por favor...
-Me temo que no es suficiente. Debe pagar por sus crímenes.
-¿Crímenes?¿Qué crímenes?
-Contra los mutantes.
-¡Yo no he cometido ningún crimen contra los mutantes!¡Yo acepto a los mutantes!¡Tengo amigos mutantes!
-¿Ya se ha olvidado del proyecto "Weapon-X"? Sólo han pasado dos años.
Cornelius se puso pálido como la cera.
-¿Cómo...?
-Tengo mis fuentes.
-Escuche Lensher, no tuve elección, ellos...
-Mi nombre es Magneto.
El doctor Cornelius sufrió una serie de espasmos, puso los ojos en blanco y dejó de moverse.


Estaban jugando al ajedrez cuando dieron la noticia por televisión.
-"Hace unas pocas horas se ha encontrado el cuerpo sin vida del doctor Maximilian Cornelius en el salón de su casa de Nueva York. Aparentemente murió de un ataque cardíaco provocado por un mal funcionamiento de su marcapasos. El doctor Cornelius era un reconocido científico biogenetista que dedicó toda su vida a la investigación del gen mutante que... "
Xavier miró a su viejo amigo.
-Dime que no has tenido nada que ver.
-¿A qué te refieres? Espera, ¿crees que...? Charles, ha sido un infarto.
-Un marcapasos, Magnus.
Magneto meneó la cabeza y lo miró con incredulidad.
-Me alegra comprobar que tu confianza en mí no ha cambiado con el paso de los años. Los marcapasos fallan, Charles. No todas las muertes de los homo sapiens están relacionadas conmigo. Mira, si no me crees será mejor que me vaya.
-No, espera. Lo siento. Si me dices que no tienes nada que ver, te creo.
-Está bien.
Xavier trató de entrar en su mente, pero se topó con un muro infranqueable.
Al parecer Magneto había aprendido a levantar barreras mentales. Aquello lo sorprendió. ¿Por qué no quería que le leyera la mente?¿Acaso tenía algo que ocultar? Tendría que averiguarlo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 6


6. Jean, segunda parte

-Hace un año la mejor amiga de Jean fue atropellada. La niña murió en sus brazos. Desde entonces sufre una fuerte depresión. Apenas habla, casi siempre está llorando, no come, no quiere salir de casa, por la noche tiene horribles pesadillas sobre lo ocurrido... La hemos llevado a varios psicólogos y psiquiatras, pero no ha servido de nada. Ya lleva así un año, Charles. Tengo miedo de que no logre superarlo.
-¿Y qué hay de sus amigos?
-La han dejado de lado. Creen que se ha vuelto loca. A veces Jean dice que oye voces en su cabeza. ¿Tú qué crees, Charles?
-Es muy posible que sus poderes hayan surgido finalmente.
Cuando Jean nació, Xavier supo enseguida que era una mutante, y se lo hizo saber a sus padres, que lo aceptaron de buen grado.
-¿Lo crees de verdad?
-Es muy común que en una situación de estrés o una experiencia traumática aparezcan los poderes en un mutante adolescente.
-¿Podrás ayudarla?
-Tráela al hospital la próxima vez que vengas y veré lo que puedo hacer.
-Gracias, Charles. Por poco que hagas te estaré eternamente agradecido.
-Dame las gracias cuando consiga ayudar a tu hija. Ahora es pronto para cantar victoria.


Xavier se sorprendió mucho al ver a Jean, pues estaba muy desmejorada. Estaba extremadamente delgada y tenía ojeras bajo los ojos. Además tenía la cabeza agachada. Tenía miedo de mirarle a los ojos.
-John, será mejor que nos dejes solos.
-Está bien, esperaré fuera.
-¿Tienes hambre, Jean? La enfermera me trajo la comida, pero no me apetece demasiado.
Jean negó con la cabeza.
Xavier tocó un punto en su mente y la niña empezó a comer.
-Eso está mejor. Jean, ¿sabes quién soy yo?
-Es amigo de papá.
-¿Y sabes por qué estás aquí?
La niña asintió con la cabeza.
-Cree que usted puede ayudarme, pero no puede.
-¿Por qué no?
-Nadie puede.
-¿Por qué?
-Usted no... no lo entiende. Ella... ella murió en mis brazos-Jean se echó a llorar-Mi mejor amiga se murió en mis brazos, y yo lo sentí. Sentí su dolor como si fuera el mío, y supe todo lo que estaba pensando. ¡Y no pude hacer nada! Y... y desde entonces, cuando estoy con alguien, escucho voces en mi cabeza, las voces de lo que piensan, y me estoy volviendo loca. ¡Quiero que paren!
Xavier la abrazó y le acarició el cabello.
-No estás loca, Jean. Posees un don. Puedes leer las mentes de los demás, saber lo que piensan. ¿Puedes leer la mía?
-Sí.
-Entonces sabrás que quiero ayudarte, y que puedo hacerlo.
-¿Hará que desaparezcan las voces?
-Sí, cariño, haré que desaparezcan, pero para eso tienes que confiar en mí. ¿Confías en mí?
-Sí.
-Bien, entonces cierra los ojos y relájate. Cuando las abras todo habrá cambiado.
Jean cerró los ojos y Xavier puso sus manos sobre su cabeza.


Cuarenta y cinco minutos más tarde, Xavier salió al pasillo a hablar con John.
-¿Y bien?¿Cómo está?
-Ahora duerme. Demos un paseo.
-¿Qué ha pasado ahí dentro? La oí gritar y llorar e iba a entrar, pero escuché tu voz en mi cabeza diciéndome que no pasaba nada.
-Tu hija ha pasado por un infierno, John. Tal y como yo pensaba, sus poderes emergieron al presenciar el accidente de su amiga. Básicamente tu hija es telépata. Supo lo que estaba pensando su amiga mientras se moría y sintió su dolor.
-Dios mío, pobrecilla.
-Eso la traumatizó, lógicamente. A partir de ese día le resultó imposible controlar su poder. Las voces que oía en su cabeza eran los pensamientos de la gente que la rodeaba. Es demasiado joven y su poder le queda demasiado grande, así que he puesto una barrera psiónica en su mente, que le impedirá usar sus poderes hasta que esté preparada.
-¿Es seguro?
-No correrá peligro. Además es lo mejor para una mutante de su edad.
-Bien-John respiró aliviado-¿Y qué pasará cuándo esté preparada? Tengo miedo por ella.
-Tengo un proyecto entre manos que espero poder culminar a finales de este año. Voy a convertir mi mansión en una escuela para mutantes.
-¿Una escuela?
-Sí. Existen muchos mutantes, que, como en el caso de Jean, se sienten asustados ante sus repentinos poderes. Alguien debería ayudarles a controlarlos y desarrollarlos y hacer un buen uso de ellos.
-Tú eres la persona adecuada para hacerlo, Charles, esa es una gran idea.
-Cuando esté terminado envíame a Jean. Yo mismo la instruiré en el uso de sus poderes.
-Gracias, Charles, pero, ¿crees que te dejarán hacerlo? Quiero decir...
-Sé lo que quieres decir. Por eso no debes preocuparte. Oficialmente será un centro privado para jóvenes superdotados.
-Veo que lo tienes todo planeado.
-Así es, y no debes preocuparte por Jean. He calmado el dolor por la muerte de su amiga. Todo irá bien.
-No sé cómo podré compensártelo, Charles. Le has salvado la vida a mi hija. Te estaré eternamente agradecido.
-Olvídalo, amigo. Hice lo que tenía que hacer. Me gusta ser útil.
-Y lo has sido. Vaya si lo has sido-ambos se abrazaron y poco después John Grey se llevó a su hija.

The Big Bang Theory. 1ª temporada


Durante años oí hablar de esta serie, pero nunca le hice mucho caso. Ahora que por fin la he visto, joder, ahora entiendo que sea un fenómeno televisivo. Decir que es divertida es quedarse corto. Es como la diversión elevada a la enésima potencia. Dos tíos, Leonard y Sheldon, dos genios superinteligentes que trabajan en el campo de la física teórica, pero que son unos auténticos frikis que se pasan todo el tiempo discutiendo de viajes en el tiempo, series de ciencia-ficción, cómics y videojuegos.
Leonard y Sheldon son compañeros de piso y entonces un día una chica nueva, Penny, se traslada al piso de en frente, y Leonard se enamora de ella y se hacen amigos y tal. Penny es camarera y una chica normal, o sea, que no se entera ni la mitad de los que sale por la boca de Sheldon.
Sheldon y Leonard son los principales protagonistas (en realidad Sheldon Cooper es la estrella indiscutible) pero los otros miembros de la pandilla también se las traen. Howard, que es un friki salido que aún vive en casa de su madre, y Raj, un indio que no habla con las mujeres (solo cuando está muy borracho).

La serie es para morirse de buena y se me pasó volando, es lo que tienen las series de 20 minutos, pero si la disfruté tanto es porque en el fondo también soy un poco friki, y me encantan todas esas discusiones que tienen los protagonistas. Igual que se habla del niño interior, yo creo que todos llevamos un friki interior que hace que nos volvamos un poco locos con libros, series, películas, videojuegos o lo que sea. El mío me domina con todas estas cosas y alguna más, pero creo que no llego al nivel de Sheldon Cooper.
Ahora no puede esperar a ver ya la 2ª temporada.

martes, 23 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 5

5. Jean

-¿Has oído hablar del Comité...
-... para la Pureza de la Raza Humana? Sí, se han cruzado unas cuantas veces en mi camino. ¿Por qué?
-Mi fisioterapeuta es un mutante y me pidió que no lo denunciase a ese Comité. Pensé que estaba al tanto de todo lo referente al tema mutante, pero hasta ahora no había oído hablar de ellos.
-Has estado años sin pisar Estados Unidos, Charles, viajando de aquí para allá, ayudando a tus homo sapiens, es normal que no hayas oído hablar de ellos. Además son muy listos. No son una turba de gente con antorchas que va tras los mutantes a plena luz del día. Están organizados y van por las ciudades dando mítines para convencer a la gente de que los mutantes son una amenaza, y están convenciendo a mucha gente. Esto es igual que el partido fascista de Hitler, Charles. Si sigue así, al final todos los mutantes serán perseguidos como lo fueron los judíos.
-¿Conoces a su líder?
-No, los líderes de los Comités de cada ciudad llevan una capucha roja que les cubre el rostro, pero da igual. Esto demuestra mi teoría sobre los humanos.
-Creo que te estás precipitando.
-Eres un necio, Charles-dijo Magneto, poniéndose de pie-Lo miras pero no lo ves. La guerra no tardará en llegar. ¿De qué parte estarás?¿Del suyo o del nuestro?
-Magnus, no hagas ninguna tontería.
-Tranquilo, Charles, yo tampoco quiero una guerra. Ya viví una, y no fue agradable.
-¿Qué vas a hacer?
-Aunque no te lo creas, Charles, tengo otros asuntos que atender aparte de venir a verte.
-No dejaré que hagas ninguna tontería-le advirtió su amigo.
-Lo sé, Charles. Ahora tengo que irme. Ya vendré otro día.


Aquella semana Xavier tuvo otra visita a parte de Magneto.
Estaba al aire libre en su silla cuando se lo anunciaron.
-Señor Xavier, ha venido alguien a verlo-le dijo la enfermera.
-¿Quién es?
-Dice que es un amigo suyo de la universidad.
-Dígale que venga.
Hizo muchos amigos en la universidad, pero sólo uno siguió siéndolo tras saberse que era un mutante. Una amistad que había perdurado hasta el día de hoy.
-Hola, Profesor.
Así es cómo le llamaban por aquel entonces.
Xavier hizo girar su silla y sonrió ampliamente.
-John Grey, me alegro de verte.
-Hola, amigo-John le estrechó la mano-Siento no haber venido antes, pero lo último que supe de ti es que estabas en Egipto.
-No importa, lo importante es que lo hayas hecho. Significa mucho para mí. A parte de ti sólo he tenido otra visita.
-¿De verás?¿Quién?
-Alguien que conocí en Israel. No le conoces.
-¿Cómo lo llevas?-le preguntó John, sentándose en el banco que había en frente de Xavier.
-Bien, dentro de lo que cabe. No me queda más remedio que asumirlo y seguir para delante.
-Cuando me enteré de lo que te había pasado, no me lo creía. ¿Por qué a las personas buenas les pasan siempre cosas malas?
-Gracias, John, eres muy amable.
-Mi mujer lloró por ti. Ella te aprecia mucho.
-Yo también a ella. Cuando la veas dale un abrazo de mi parte.
-Lo haré. Quería venir a verte, pero ya sabes, Jean...
-¿Cómo está tu hija?
-Deberías verla, Charles, es preciosa. Tiene 11 años, pero parece ya una mujercita.
Xavier lo miró fijamente.
-Cuéntamelo.
-¿Qué?
-Tú no has venido aquí sólo a ver cómo estaba. Quieres pedirme un favor. Es Jean.
Entonces John no pudo soportarlo más y se derrumbó.
-Dios mío, Charles, mi mujer y yo ya no sabemos qué hacer. Ahora mismo eres la única persona que puede hacer algo por ella. A Jean le ha pasado algo terrible.
-Cuéntamelo.
-¿No puedes leerme la mente?
-Prefiero que seas tú el que me lo diga. Hablar es una buena terapia.
-Está bien-John se frotó los ojos-Hace un año...

Mundo primitivo. 3ª temporada (¡Ojo Spoilers!)

Antes que nada te advierto que si no has visto esta temporada no te leas esta entrada, porque meto un spoiler bastante gordo (tengo que hacerlo para explicar la trama de esta temporada) así que quedas avisado.

En esta temporada pasan varias cosas. Algunos personajes se despiden, aparecen otros nuevos y se hace algún avance con respecto a las anomalías.
Tras lo ocurrido con Stephen en la 2ª temporada, Lester asigna al equipo de Nick un pequeño contingente de soldados para protegerlos en todo momento, al mando de un hombre llamado Becker. Para Becker la prioridad es el equipo de Nick y no duda en cargarse a los dinosaurios que se cuelan por las anomalías, algo con lo que choca Abby, que prefiere no hacerles daño.

En el 3x01 aparece una anomalía dentro de una estructura del Antiguo Egipto en el Museo Británico y mientras Nick y compañía van detrás de un cocodrilo gigante y tratan de llevarlo de vuelta, Connor descubre que el material de que está hecha la estructura, magnetita, posee altas propiedades magnéticas y que puede aislar las anomalías, y que con una descarga eléctrica puede encogerlas. A partir de ahí construye un aparato que puede encoger y aislar las anomalías.

La doctora Paige, egiptóloga que trabaja en el museo, se une al equipo de Nick y trabaja con él en la teoría de que las criaturas mitológicas que aparecen en diferentes culturas son en realidad dinosaurios que surgieron de una anomalía, y a partir de ahí Nick diseña una especie de mapa tridimensional con la ubicación de todas las anomalías registradas hasta la fecha y esto le servirá para predecir dónde y cuándo aparecerán las siguientes anomalías.

Helen sigue siendo la mala, pero no es la única. Christine Johnson es el nuevo enlace entre el Ministerio y el CINA y pretende ponerlo en manos del ejército y por eso durante toda la temporada hay un constante tira y afloja entre ella y Lester, además de que salta a la vista que hay bastante mal rollo entre ellos. Aparte, Johnson está buscando una especie de tubo octogonal con extraños símbolos que se encuentra en ese futuro postapocalíptico en el que la humanidad ya no existe, tubo que acaba en manos del equipo de Nick, el cual no se descubre qué es hasta el final de la temporada.

Y luego está el plan de Helen, que es el más ambicioso e impactante de estas tres temporadas. Resulta que la investigación de Nick sobre las anomalías es lo que acabará arrasando la Tierra, y Helen, para impedirlo, toma la decisión de matarle. Sí, amigos, el protagonista muere en el 3x03 y eso no mola nada (que se lo digan al abuelo George). La serie giraba en torno a Nick y sin él ya no es lo mismo. Pero no tardan mucho en tener un nuevo líder de equipo. Danny Quinn es un policía cuyo hermano pequeño desapareció hace 14 años en una vieja casa abandonada, supuestamente encantada. Lo que pasó en realidad es que en la casa había una anomalía, y su hermano debió colarse por ella. Así que Danny se une al equipo de Nick tras su muerte y se convierte en su líder, con la esperanza de encontrar algún día a su hermano. Siendo sincero, Danny Quinn mola bastante y hace que te olvides un poco de Nick Cutter.

Helen vuelve a aparecer en el final de la temporada. Al parecer, la muerte de Nick no ha cambiado nada, así que Helen pone en marcha un drástico plan B: para salvar el planeta, Helen viaja al pasado, a hace 4 millones de años, a la Cuna del Rift, donde surgieron los homínidos de los que desciende la Humanidad, para matarlos a todos, y de Danny Quinn, Connor y Abby depende el detenerla.

Esta temporada es la más larga de todas las que se han hecho, 10 capítulos en lugar de los 6 o 7 habituales, y las tramas son bastante buenas (eso de viajar al pasado para acabar con la Humanidad, no me digas que no mola) y los nuevos personajes son interesantes, sobretodo el de Danny Quinn. Lo que no mola nada es lo de Nick, es todo un palo (seguramente el actor acabó hasta las narices de tantos dinosaurios), aunque su sustituto no lo hace nada mal. Eso sí, el defecto de la serie sigue siendo el mismo, las criaturas siguen cantando mucho, y el final de temporada contiene un cliffhunger que te deja con ganas de más, aunque sin el prota principal ya no va a ser lo mismo.

lunes, 22 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 4

4. Uno de los nuestros

-Es imposible-dijo el doctor Marvin, observando las radiografías.
-¿Qué ocurre, doctor?-preguntó Xavier desde su silla-¿Algún problema?
-Debe haber algún error. Es médicamente imposible.
-¿Qué les ocurre a mis piernas?
-Es un auténtico milagro. Sus huesos… se han soldado.
-Doctor, llevo aquí seis meses. Los huesos ya se estaban soldando.
-Quiero decir que no hay ningún rastro de fractura. Eso como si no se hubiera roto las piernas. Y sus venas y arterias… están intactas. Es como si nunca se las hubiera destrozado.
-Eso es imposible, doctor Marvin.
-Lo sé, Xavier, yo tampoco me lo creo, tiene que haber alguna explicación lógica.
Xavier creía conocerla.

A las once John pasó a recogerle para su siguiente sesión de rehabilitación.
-¿Preparado para un poco de ejercicio, Xavier?
-Claro.
John empezó a masajearle los pies.
-Te estoy muy agradecido por lo que has hecho por mí-dijo Xavier de pronto.
-Olvídelo, es mi trabajo.
-Me refiero a mis piernas.
John dejó de masajearles los pies y le miró.
-No... no sé de qué me está hablando-dijo, con nerviosismo.
-John, deja de fingir. Sé que eres un mutante.
John le miró, asustado.
-Eso no es cierto, qué estupidez. ¿De dónde ha sacado semejante idea?
-Posees la capacidad de curar con tus manos desde hace un mes. Una noche saliste del cine con tu novia cuando un tipo os atracó. Ella no quiso darle el colgante que le habías regalado y le disparó en el estómago. Ella empezó a sangrar. Tú pusiste tus manos sobre la herida y le pediste a Dios que dejara de sangrar. Y la herida se cerró. Desde entonces tratas de ayudar con tu don a los pacientes más graves. Como mi caso.
-No sé cómo sabe todo eso, pero por favor, no me denuncie al Comité.
-¿Qué Comité?
-El Comité para la Pureza de la Raza Humana. No me denuncie, por favor, no he hecho nada malo-suplicó John, temblando de miedo.
-Tranquilo, John, no voy a denunciarte. Yo también soy un mutante.
-¿Lo es?-preguntó, sorprendido.
-Sí, y de los buenos, así que no tienes por qué preocuparte. Ahora háblame de ese Comité. Es la primera vez que oigo ese nombre.
-Han surgido hace poco, pero se han dispersado rápidamente por varias ciudades de Estados Unidos, como un virus, y están captando muchos seguidores. Odian a los mutantes y se creen superiores. Sé que han agredido brutalmente a mucho mutantes, y algunos de ellos incluso han muerto.
Xavier meneó la cabeza.
-Es lo que he temido durante muchos años, y ahora está sucediendo. Gracias por contármelo.
-No, gracias a usted. Con usted de mi parte siento que estoy a salvo. Y lamento no poder hacer más por usted. Hace poco que soy consciente de mis poderes y lo más difícil que he hecho hasta ahora es curar una fractura. Lamento no poder sanar su médula espinal.
Xavier le sonrió.
-Olvídalo. Ya has hecho más que suficiente. Y es algo por lo que te estaré eternamente agradecido.
Xavier le aconsejó a John que siguiera trabajándole las piernas para que no levantara sospechas, y se recordó que tenía que hablar del tema con Eric. Quizá supiera algo.

¡Libros gratis!

En mi pueblo hace unos años que llevan a cabo una iniciativa bastante interesante. Piden a la gente que donen los libros que tienen en casa, libros que no sepan qué hacer con ellos, que les sobren o que no necesiten y luego, por el Día del Libro, montan unos tenderetes y los reparten gratis. Así, como lo oyes.
El año pasado te dejaban llevarte 3 o 4 libros, pero este año, como había más de 1000 libros, no es coña, podías llevarte todos los que quisieras, no había límite.
Yo me llevé na nada despreciable cantidad de 9 libros, alguno de los cuales casualmente estaba buscando, aunque me quedé con ganas de llevarme 2 o 3 más, porque mientras daba una vuelta de reconocimiento, hubo unos listos que se me adelantaron y se llevaron uno de Lovecraft que no había leído, el d eForrest Gump y “Nocturno” de Dean Koontz. Pero de todas formas estoy bastante satisfecho.
Estos son los que me llevé:

·Causa justa, de John Grisham. Ya lo leí hace años pero era uno de los que me faltaban en mi colección particular. Lo había encargado por Internet pero le otro día me dijeron que estaba agotado, así que genial.

·Escalofríos, de Dean Koontz. No sé por qué, pero de un tiempo a esta parte han dejado de traducir sus libros y es imposible encontrarlos en las librerías, así que cuando veo uno no dejo pasar la oportunidad. Y si es gratis mejor que mejor.

·Chacal, el guía y la alternativa del diablo, de Frederick Forsyth. Para mí este es el mejor autor de novelas de espías que hay después de Ken Follett. Me he leído 5 o 6 libros suyos, pero el que más ganas tenía de leer es el de Chacal, su gran obra maestra y el libro que lo catapultó a la fama. Y ya que estaba me pillé los otros dos. Siendo gratis...

·1280 almas, de Jom Thompson. A este autor no lo conozco, pero la historia me llamó la atención. Va de un sheriff corrupto, vago y sin escrúpulos que hará todo lo que sea necesario para mantener el poder. El autor estaba en la lista negra de Macarty, así que me imagino que no se morderá la lengua.

·La mosca. Relatos del antimundo, de George Langelaan. Una colección de 6 relatos de ciencia-ficción, el primero de los cuales es el que inspiró la película, no la de David Cronemberg, sino la anterior, aquella en la que científico y mosca intercambiaron las cabezas.

·Peligro inminente, de Tom Clancy. Siempre he querido leer algo de Jack Ryan, pero hace años leí “La caza del Octubre Rojo” y se me quitaron las ganas, era muy lento y te daba demasiada información sobre el funcionamiento de un submarino nuclear. Voy a darle otra oportunidad. Si no me gusta siempre puedo donarlo el año que viene.

·La casa de campo mágica, de Jame Herbert. El autor murió hará cosa de un mes y quería leerme algo suyo para rendirle homenaje, así que guay.

Libros aparte, también recibí una pequeña aunque fugaz sorpresa, pues, por primera vez estuve físicamente con un antiguo miembro del ka-tet-corp, María Dorrego. Cuando bajé ella ya se iba, tenía que coger el barco con sus niños, así que quedó en un “hola-qué tal-adiós”, pero aún así moló.

viernes, 19 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 3


3. Conversaciones frente al tablero

-Me gustaría saber cómo ha convencido al doctor Marvin para que lo apuntara a rehabilitación.
-Puedo ser muy persuasivo, John-dijo Xavier, sonriendo.
John era su fisioterapeuta, un joven de 28 años muy amable y simpático. John llevaba veinte minutos masajeándole las piernas. Cuando llegó al hospital tenía las piernas rotas por una docena de sitios, pero tras seis meses las fracturas se habían soldado y ahora ya podía empezar con la rehabilitación.
-Pues me alegra de que lo haya hecho. Si usted tiene fe en poder caminar de nuevo algún día, él no es nadie para quitarle sus sueños.
-Gracias, John. Eso mismo creo yo.
-Sí, amigo-dijo un hombre de unos cuarenta años que caminaba con un bastón-Si usted cree que puede hacerlo, es que puede hacerlo.
-Gracias-respondió Xavier.
-Ese es Jonathan-dijo John-De Kansas. Es granjero.
-¿Y qué hace un granjero en Nueva York?
-Está haciendo un curso de administración y finanzas. Un coche lo atropelló y le fracturó la tibia.
Xavier asintió con la cabeza, pero sabía que no era cierto.
A Jonathan no le atropelló ningún coche. La pierna se la rompió su hijo pequeño de un puntapié, accidentalmente. Porque su hijo, con sólo cinco años, poseía una fuerza sobrehumana. Y no era un mutante, sino... de otro planeta.
Vaya, vaya.
Diez minutos después John lo llevó a su habitación y Xavier vio que Magneto le estaba esperando con un paquete bajo el brazo.
-Siento haberte hecho esperar.
-No importa, llevo aquí sólo unos minutos. Te he traído algo para que te entretengas.
-Ya lo veo. ¿Qué es?
Magneto lo desenvolvió.
Xavier sonrió.
-Un tablero de ajedrez. Estupendo. Echaba de menos nuestras partidas.
-¿Sabes? Siempre tuve la sospecha de que me leías la mente. Por eso me ganabas tantas veces.
-Quizá deberías hacerte un casco especial que impida que vuelva a hacerlo-bromeó Xavier.
-Quizá lo haga. ¿Qué tal una partida?
-Claro. Escoge.
-Negras-Magneto colocó el tablero en la mesita en la que le servían a Charles la comida y empezó a colocar las piezas sobre el tablero. Xavier hizo el primer movimiento.
-Háblame del Tíbet-dijo Magneto.
-Pensé que estabas al tanto-dijo Xavier, con sarcasmo.
-Sólo me llegaron algunos rumores. ¿Es cierto que te enfrentaste a Lucifer?
-Sí-Xavier le comió una torre-Pero no era el Diablo, sino un alienígena enviado a la Tierra para conquistarnos. Tenía a todos los tibetanos esclavizados, así que me enfrenté a él y le vencí.
-¿En serio?-preguntó Magneto, enarcando las cejas.
-Sí. Pero pagué el precio: me destrozó las piernas.
Magneto se quedó con su caballo.
-También tengo una lesión en la médula-prosiguió Charles-, por eso durante estos seis meses mientras los huesos se soldaban, no sentía ningún tipo de dolor. Podrías clavarme un cuchillo en la pierna y no me enteraría.
-Lo lamento.
-Olvídalo.
-¿Tus piernas estaban muy mal?
-Sí. Al menos de las rodillas para abajo. Me fracturé las tibias por varios sitios. Al hacerlo me rompí las venas y arterias, y la sangre ya no llega a mis extremidades inferiores. Esa parte está muerta. Por eso los médicos quieren amputarme las piernas por debajo de las rodillas. Pero no voy a consentirlo.
-Bien. Al cuerno con ellos. Y al cuerno contigo. Jaque.
Xavier sonrió.
-Sabía que harías eso. Jaque mate.

Sherlock. 1ª temporada

Oí de esta serie por primera vez hace un par de años, en el blog de una amiga. Me pareció bastante interesante pero me dije que no la vería porque eran solo tres capítulos y a mí eso no me llega a nada. El año pasado la pusieron por la tele, esta y la 2ª temporada, y era para no verla, pero vi la promo y no pude resistirme. La serie me enganchó desde el principio y me gustó tanto que la hora y media que dura cada capítulo se me pasó en un plis y me quedé con ganas de más. Y eso se debe a Benedict Cumberbatch, que lo clava como Sherlock Holmes. Solo hay que verlo, no podría haber nadie mejor para encarnar al sagaz detective. Alto y flacucho como él, el pelo revuelto que le cae sobre la frente y la bufanda alrededor del cuello, es su viva imagen. Me encanta esa ironía tan peculiar suya con la que desprecia a los que no están a su nivel o cuando suelta la parrafada explicando cómo ha llegado a tal o cual conclusión (lo hace casi sin respirar, impresionante).

La serie traslada a Sherlock Holmes al s. XXI y pone a su disposición medios modernos como Internet, los teléfonos móviles, blogs y demás para resolver los casos. La serie, como dije antes, está formada por tres capítulos de hora y media y se basa en los libros y relatos de Conan Doyle. El primero, “Estudio en rosa”, obviamente se basa en el primer libro de Holmes y Watson, “Estudio en escarlata”. Watson es un médico militar que recibe la baja tras ser herido en combate (aunque en realidad la cojera es psicosomática). Su psiquiatra le recomienda que escriba un blog y cuente en él su día a día, para ir superando el trauma. Caminando por la calle se encuentra con un antiguo compañero de colegio y le dice que busca alguien con quien compartir piso, y éste le presenta a Sherlock Holmes. Descubre que es una especie de detective asesor y que ayuda a Scotland Yard cuando se atascan con algún caso. Sherlock recibe la visita del inspector Lestrade, que le pide ayuda con una serie de suicidios. Ha habido tres hasta la fecha, pero ha aparecido un cuarto cadáver, pero en este último hay algo diferente: la mujer escribió la palabra “rache” en el suelo. Sherlock está entusiasmado con esta nueva pista y le pide a Watson que le acompañe en calidad de médico, y a partir de ahí, ya se sabe.

Qué cara de niño travieso
El segundo capítulo, “El banquero ciego”, se basa en “El valle del terror” y en el relato de los bailarines, aunque de entrada los asesinatos y el modus operandi me recordaron a “El signo de los cuatro”, pero este libro se adapta en la 3ª temporada.
En el último capítulo, “El gran juego”, se adaptan varios relatos, uno es el de las cinco pepitas de naranja y luego mezclan dos en uno solo, el del tratado naval y el de los planos del Bruce-Partington.
La primera vez que vi la serie hacía al menos 10 años que me había leído los relatos, así que me costó un poco identificar los de este último capítulo. Antes de volver a verla (no puedes verla una sola vez) decidí leerme antes otra vez los libros y los relatos, y una vez hecho los identifiqué claramente.

Aparte de estos tres capítulos, existe una versión alternativa del piloto, no emitida en televisión, que se puede ver vía Internet, que contiene unas cuantas diferencias. La historia viene a ser la misma pero no llega a la hora de duración, Mycroft no sale y no se menciona a Moriarty, hay muchas escenas eliminadas (como la persecución del taxi por las calles de Londres) y otras transcurren en escenarios diferentes, pero sigue siendo buena.

La serie es fantástica y el Sherlock de Benedict le da 100 vueltas a todos los demás (¡eso va por ti, Johnny Lee Miller!), lo único que no me gusta es este Moriarty, que sobreactúa demasiado, como Jim Carrey en la mayoría de sus películas).
Bueno, a ver si dentro de poco vuelvo a disfrutar de la 2ª temporada, que aún mola más que esta.

jueves, 18 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 2


2. Reencuentro

-Eres la última persona que esperaba que viniera a visitarme.
-Pensé que esa persona era tu querido hermanastro.
Xavier esbozó una amarga sonrisa.
-Caín me grabó una cinta en la que se ríe durante 45 minutos.
-Amor fraternal, ¿eh?-ironizó Eric.
-Sí.
Los dos se observaron durante largo rato.
-¿Qué haces aquí, Eric?
-Magnus-lo corrigió, poniéndose serio-Eric Lensher dejó de existir hace mucho tiempo.
Murió al mismo tiempo que su mujer, pensó Xavier, dando origen a Magnus.
A Magneto.
-Lo siento, ha sido un lapsus.
-Me he enterado de lo que te ha pasado y he venido a ver cómo estabas.
-Hace 15 años que no nos hablamos, Magnus. Corrijo, que tú no me hablas. ¿Y has escogido este momento para arreglar nuestra situación?
-A pesar de que estemos en bandos opuestos sigo preocupándome por ti. Hace siglos que nos conocemos y eso nunca cambiará.
Xavier lo miró fijamente, en silencio.
-¿Qué?¿Me estás leyendo la mente para comprobar si te estoy mintiendo?
-No-dijo Xavier-Sabes que no me gusta entrar en la mente de nadie sin su permiso. Además, me basta tu palabra.
-El mismo Xavier de siempre.
-Acompáñame a mi habitación, estoy cansado.
La silla se puso en marcha y Magneto caminó a su lado.
-¿Sigues pensando que los humanos merecen una oportunidad?
-Ya conoces mi postura sobre el tema.
-Eres un necio, Charles. Te empeñas en defenderlos, en protegerlos, en confiar en ellos, y esta es tu recompensa-dijo, señalando sus piernas-Oh, sé lo que ocurrió en el Tíbet. Estoy al tanto. ¿De qué sirve, Charles? Nos tienen miedo, nos llaman monstruos, quieren vernos muertos. Ellos son los auténticos monstruos y no se merecen nuestra compasión. El mundo sería un lugar mejor si todos ellos desaparecieran.
-¿Incluso Gabrielle?-replicó Xavier.
Magneto se calló.
-No, ella no. Es la única que merece la pena. La excepción que confirma la regla. Precisamente lo que le pasó debió abrirte los ojos, hacerte cambiar de idea sobre ellos. Pero no, seguiste en tus trece.
-Eran nazis, Magnus, no todos los humanos son como ellos. Ellos son la excepción. No debes juzgarlos a todos por unos pocos.
-¿Y por qué no? Ellos lo hacen con nosotros-Magneto meneó la cabeza-La tuya es una causa perdida, Charles. No me entra en la cabeza que estés de su parte. Nosotros somos el futuro, no ellos.
-En esto jamás nos pondremos de acuerdo. Será mejor que lo dejemos.
-No, yo no quiero dejarlo, Charles. Llevo 15 años pensando en ello. Gabrielle era tu novia y mi amiga y esos nazis la torturaron. ¡Casi la matan! Debiste dejar que acabara con ellos. Se lo merecían. Pero en lugar de eso utilizaste tus poderes contra mí, me traicionaste.
-¡Basta!-exclamó Xavier. Magneto se sintió repentinamente mareado y perdió el equilibrio. Tuvo que apoyarse en la silla de Xavier para no caerse-Matarlos no era la solución, Magnus. La muerte nunca lo es. Conseguimos reducirlos, que era lo importante.
-Otro arrebato como ese, Charles, y te desharás por fin de mí-dijo, con una ligera sonrisa.
-Lo siento.
-Me pregunto si habrías actuado igual si Gabrielle hubiera muerto.
Xavier sabía que no, pero por eso trataba de estar siempre calmado. El día que perdiera el control nadie estaría a salvo.
-¿A eso has venido, Magnus?¿A desahogarte?
-No, lo siento.
Los dos entraron en la habitación y Xavier se volvió hacia él.
-¿Te importaría...?
-En absoluto.
Magneto lo subió a la cama y lo tapó con la sábana.
-Por cierto, me la encontré no hace mucho. A Gabrielle.
El corazón de Xavier se aceleró.
-¿Qué tal está?
-Bien. Se ha casado y tiene un hijo.
-Oh-a Xavier le costó asimilar que el segundo gran amor de su vida hubiera rehecho la suya-Eso… está bien.
-¿No lo sabías?
-No he sabido nada de ella desde lo de Israel.
-Aquello lo cambió todo.
-Sí, así es.
-Pareces cansado.
Xavier no dijo nada.
-Te dejaré descansar.
-¿Volverás?
-Sí, cada día hasta que salgas de aquí.
-Gracias, viejo amigo.
Magneto le estrechó la mano y le dejó descansar.

miércoles, 17 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 1

Bueno, este es un fanfic que escribí hace unos años sobre los X-Men, en concreto sobre el Profesor Xavier y Magneto, de cómo se hicieron amigos y luego enemigos. Espero que os guste. 


1. Viejos amigos

El hombre del abrigo negro vaciló ante la entrada del hospital y se preguntó qué demonios hacía allí.
Habían pasado muchos años desde la última vez que se vieron, y la despedida no había sido agradable, pero allí estaba, preocupado por lo que le había ocurrido a su viejo amigo. Aunque estaban en bandos opuestos, existía un lazo invisible que los unía. Un lazo irrompible.
¿Pero querría verle? Eso esperaba.
Finalmente se decidió y traspasó la entrada del hospital.
Cuando pasó por el detector de metales, este vibró durante un instante. Aquello era debido al campo magnético que emanaba su cuerpo, mucho más potente que el de cualquier ser humano normal.
El guardia de seguridad le miró, extrañado.
Él le sonrió.
-Estos aparatos nunca funcionan como deberían.
-Sí-dijo el guardia, por rellenar el silencio. Había algo en aquel hombre que, por alguna extraña razón, le hacía sentirse incómodo.
El hombre del abrigo negro se acercó al puesto de información y se quitó el sombrero.
La enfermera que estaba tras el mostrador pensó que aún era joven para tener el peno tan canoso.
-¿En qué puedo ayudarle?-le preguntó, solícita.
-He venido a visitar a un amigo. Se llama Xavier. Charles Xavier.
-Ah, sí, pobre hombre. Tenía las piernas destrozadas cuando ingresó hace seis meses.
-Eso me han dicho. ¿Puede decirme cuál es su habitación?
-La 271, pero ahora no está en ella. Está con el doctor Marvin, paseando por el terreno que hay detrás del hospital.
-¿Paseando?
-Bueno, usted ya me entiende.
-Sí. Gracias, señorita-se encaminó hacia la puerta, pero la enfermera lo llamó.
-Espere, tengo que anotar todas las visitas que reciben los pacientes. ¿Cuál es su nombre?
-Oh, no tiene importancia-dijo él, sonriendo y poniéndose de nuevo el sombrero-Sólo soy un viejo amigo.


Charles Xavier iba en una silla de ruedas muy aerodinámica: era motorizada, apenas emitía un ligero zumbido, era metálica de color amarillo y se deslizaba a veinte centímetros del suelo.
-Es el regalo de una amiga-dijo Xavier al doctor Marvin.
-¿Qué?
-La silla. Iba a preguntarme por ella.
-¿Cómo lo sabe?
Xavier guardó silencio durante un instante, con una media sonrisa en los labios.
-He visto la curiosidad en su rostro.
El doctor Marvin sonrió.
-Jamás había visto una silla así.
-Porque no existe otra igual en el mundo, doctor. Mi amiga es científica, doctor Marvin. Con esta silla no quiere que me falte de nada en mi actual estado.
-Debe ser una buena amiga.
-Lo es-se limitó a decir Xavier, pensando en Moira.
Fue su primer amor. Los dos se conocieron en la Universidad y se enamoraron. Xavier iba a declararse cuando lo llamaron a filas y tuvo que ir a la guerra. La 2ª Guerra Mundial. Y ya no hubo vuelta atrás. Cuando volvieron a verse ella lo rechazó sin darle ninguna explicación y eso lo destrozó. Entonces empezó a viajar por todo el mundo, prestando su ayuda a los que lo necesitaran. Hasta que tuvo el accidente.
Y ella, en vez de venir a verle, le enviaba aquella silla de ruedas automática. Hubiera preferido sentir su presencia a su lado antes que esta estúpida silla.
-Al menos parece haber aceptado que no volverá a caminar-dijo el doctor Marvin, devolviéndolo al presente.
- Acepto lo que me ha ocurrido, doctor, pero tengo fe en que algún día volveré a caminar.
-Xavier...
-No se moleste, doctor Marvin-dijo Xavier, con la mirada perdida entre los árboles que flanqueaban el camino-Todos los médicos de este hospital me han dicho lo mismo. Tengo las piernas inservibles, pero permítame conservar la esperanza al menos.
-De acuerdo, lo siento.
-Olvídelo. Y no, no dejaré que me las amputen.
El doctor Marvin lo miró, desconcertado.
-¿De qué está hablando?
-Usted cree que lo mejor sería que me amputaran las piernas, ya que la sangre no llega a mis miembros inferiores. Es lo que creen todos. Pero no pienso hacerlo. Son mis piernas y me gustan.
-Está bien, Xavier, tranquilícese, nadie va a cortarle las piernas.
-Ya lo creo que no-Xavier lo miró a los ojos, con el ceño fruncido, y se obligó a respirar hondo.
Cálmate, se dijo, no pierdas el control, recuerda lo que pasó la última vez.
Xavier se limitó a sonreír brevemente.
-Ahora me gustaría estar solo, si no le importa.
-Claro, claro, y yo tengo que atender a otros pacientes. Ya vendré a verlo más tarde.
Xavier se quedó allí varios minutos, pensando en el bueno del doctor. El doctor y sus colegas que querían cortarle sus piernas. Cuando pensaba en ello la desesperación le podía. Ellos, que querían arrebatarle la esperanza de volver a caminar, de volver a correr. Por Dios, si su caso no era el peor de todos. Xavier conocía casos en los que pacientes en peor estado que el suyo habían acabado andando de nuevo. Él lo había hablado con los médicos, pero se limitaban a intercambiar significativas miradas y a asentir con la cabeza, como si él no estuviera en sus cabales.
Ignorantes, pensó, pero ya verán, ya verán cuando se den cuenta de que están equivocados. Cuando me vean andar de nuevo entonces se darán cuenta.
Estaba pensando en todo ello cuando su silla se detuvo y cayó los veinte centímetros que lo separaban del suelo. Entonces se desplazó veinte metros hacia atrás y giró 180 grados.
-Eric.
-Hola, Charles-lo saludó su viejo amigo quitándose el sombrero.