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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Predator, de Patricia Cornwell

Benton Wesley colabora en un proyecto de investigación denominado PREDATOR (Psico-Reguladores de Agresividad Total Reactiva), que consiste en realizar un estudio neurológico del cerebro de unos psicópatas que se han presentado voluntarios. Uno de los sujetos, Basil Jenrette, confiesa haber matado a diez mujeres, cuando solo se le conocen cuatro víctimas, y le habla a Benton de una de ellas, la propietaria de una tienda de artículos de Navidad. Benton no tiene constancia de ese crimen así que le pide a Pete Marino y a Lucy que lo investiguen, para comprobar si Basil le ha dicho la verdad o se lo ha inventado.
Por otra parte, la doctora Scarpetta investiga la desaparición de una familia, que podría estar relacionada con el hallazgo de varias mujeres asesinadas que tenían unas manos pintadas en los pechos y los muslos.



Como los dos libros anteriores, este también está escrito en presente, algo que por muchos libros que lea sigue pareciéndome raro, ya que lo habitual es escribir en pasado, y como el libro anterior tiene dos tramas paralelas que no parecen guardar relación pero que al final acaban convirtiéndose en una sola. La identidad del asesino resulta ser una revelación sorprendente, tanto su identidad como su género, ya que como no se le describe físicamente das por sentadas ciertas cosas que resultan no ser ciertas, y esto ayuda a que tal revelación sea mayor de la esperada. Lo único que no me gusta del libro es el camino que escoge recorrer Marino. Recuerda mucho al Marino del primer libro, que era grosero y antipático, y no mola nada.

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